Patente de corso

Alberto Molina Flores

Guayaquil, Ecuador

Muchos ciudadanos legítimamente optan por la política, incluso hacen de la política su profesión; esta actividad debería ser vista como un deber cívico de entrega a una noble causa, para servir a la colectividad, dejando la tranquilidad personal para correr riesgos, alejándose de la familia, sin cálculos y sin esperar réditos económicos ni ascensos sociales, peor reconocimientos y recompensas; estoy pensando en el deber ser.

En la práctica, para muchos, el ser político y practicar la política es totalmente diferente; es buscar el atajo para enriquecerse rápidamente, llenarse de privilegios y canonjías, exigir prebendas, honores inmerecidos; recompensas por obligaciones que deben ser cumplidas.

Una frase y una palabra, usamos en lo cotidiano, patente de corso y chanchullo”. La patente de corso era un documento oficial por el cual un capitán de barco podía ejercer las acciones propias de un pirata contra las naves mercantes para arrebatarles la carga que transportaban, excepto, claro está, las naves del país que le había expedido la “patente”.

Este procedimiento fue muy utilizado en los siglos XVI y XVII, especialmente por la corona inglesa, en forma especial contra los barcos españoles que viajaban a Europa cargados de riquezas provenientes de América, lo que le reportó grandes beneficios.

En la época de los piratas y corsarios, estos asolaban los mares y asaltaban también puertos (Guayaquil fue víctima de varios saqueos); cuando lograban someter a su voluntad a la población o a la nave asaltada, era abordada y “legítimamente” se asían del botín y se repartían de acuerdo a su jerarquía. Estos bandidos, con la población o tripulación asaltadas hacían lo que les daba la gana, total era su botín.

Como vemos, esta práctica cobro “legalidad” a través de la llamada “patente de corso” otorgada por una de las potencias navales de aquel entonces. Ahora, la frase patente de corso, se la emplea para referirse a aquel que hace todo tipo de tropelías abusando de su poder.

“El término chanchullo aparece por primera vez en el Diccionario de la RAE de 1853 dándole la acepción de ‘acción de mal género, hecho oculto, estafa y robo’. El vocablo provenía de chancha (embuste, mentira, engaño)”.

En nuestro país parece que no han cambiado mayormente los asaltos de los piratas y corsarios de antaño, sino en las formas; los políticos que llevan el germen de la corrupción, que  ganan las elecciones, creen que es suficiente motivo para abusar del poder y para llenarse de privilegios y canonjías sin pudor; para tener derecho a vehículo personal, chofer, guardaespaldas para el titular y su familia, jugosos viáticos, viajes, honores e impunidad; lo mismo para sus parientes, amigos y compadres incondicionales.

Muchos candidatos, elegidos por el dueño de la maquinaria electoral, estarán pensando que de ser elegidos tendrán patente de corso para participar de atracos y chanchullos de los bienes públicos, con la seguridad que esos atracos y chanchullos quedarán en la impunidad, con la complicidad de jueces y fiscales.

La sociedad clama castigo para estos corsarios modernos que han saqueado y seguro, seguirán saqueando sin pudor el erario nacional y que no vayan solamente a la cárcel, sino que devuelvan todo lo que han robado, caso contrario, no deben salir libres como ocurre actualmente.

Ecuador, 01 de septiembre de 2022.- 1. Juicio político en contra de la expresidenta del Consejo de la Judicatura, María del Carmen Maldonado; y, de los vocales: Fausto Murillo Fierro, Ruth Maribel Barreno y Juan José Morillo. Foto Mauricio Muñoz / Asamblea Nacional.

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