La pérdida de manglares se ralentizó en 2022

Un guardaparques recorre un manglar a orillas del río Ozama, el 19 de julio 2023, en Santo Domingo (República Dominicana). A unos doce kilómetros al noreste del centro de Santo Domingo hay un pulmón natural de 1,9 km², el Parque Mirador Manantiales del Cachón de la Rubia, reserva natural en los humedales del río Ozama que cuenta entre su flora nativa con miles de plantas de manglar, una gran defensa ante la crisis climática. EFE/ Orlando Barría

La pérdida de manglares se ralentizó en 2022 respecto a 2021 aunque más de la mitad de las pérdidas de este tipo de ecosistema (un 62 %) sigue siendo la tala y la modificación de costas por parte del ser humano, según el informe anual de la Alianza Mundial de los Manglares (GMA).

Esta organización, que agrupa a técnicos, organizaciones, comunidades locales, empresas y otras entidades, ha hecho público su informe anual aprovechando el Día internacional del ecosistema manglar, que se celebra desde 2015 en homenaje al activista ambiental Hayhow Daniel Nanoto, original de Micronesia, quien falleció el 26 de julio de 1998 en la repoblación de un manglar arrasado por una instalación ilegal de camarones en Ecuador.

El mangle, la especie que da nombre a este ecosistema, es un árbol leñoso que vive semisurmergido y es especialmente abundante en países americanos y asiáticos, aunque también en algunos africanos y oceánicos, de hábitat tropical e intramareal.

Su progresivo deterioro se debe a diversas causas, desde la deforestación a la acuicultura o el desarrollo costero sin control.

El informe de la GMA, correspondiente al año 2022, contiene «resultados esperanzadores» con vistas a la recuperación del manglar y por ello considera que «es el momento oportuno» para ampliar la ambición a la hora de frenar el deterioro de su superficie, provocado en un 62 % por las actividades humanas, según su análisis.

Durante el decenio de 2010 a 2020 desaparecieron unos 600 kilómetros cuadrados de manglares, de los cuales «podemos estimar que 373 se debieron al impacto humano directo», precisa el estudio, aunque esas pérdidas podrían reducirse y «salvar 168 kilómetros cuadrados a finales de 2030» si se consigue detener la tala directa o la sobreexplotación ilegal de las especies que los habitan, entre otros factores.

La GMA recordó que los manglares tienen «gran valor medioambiental y son claves para mitigar el impacto del cambio climático», debido a su capacidad de captar carbono de la atmósfera para su crecimiento y retenerlo durante mucho tiempo, «hasta cuatro veces más dióxido de carbono que otros ecosistemas boscosos».

Indonesia es uno de los cinco países con más presencia de manglares en sus costas y, desde la Universidad Agricultural de Bogor, en el área metropolitana de Yakarta, el biólogo Rizky Eko Muliawan señaló a EFE que uno de los principales problemas para la supervivencia de este ecosistema es su «explotación mediante la acuicultura».

Un uso inadecuado de la zona con la cría, el cultivo y la recolección de organismos acuáticos en agua salada, podría ser «negativa para la fauna de la zona», explicó el biólogo, «puesto que destruiría no sólo las especies de animales que lo habitan, sino también el propio ecosistema».

Otro importante inconveniente es la deforestación con el fin de obtener carbón vegetal, porque «la madera manglar es muy codiciada y es explotada en muchos casos sin regulación».

Ayudar a salvar estos espacios protegidos pasa por la sensibilización de la población pero «la gente que es consciente de la necesidad de cuidar este ecosistema es porque vive cerca de él y utilizan los servicios ecosistémicos que proporciona» mientras que la mayoría de los que habitan fuera de estas zonas costeras «ignoran su función ecológica» aunque conozcan la existencia de esta especie arbórea. EFE (I)

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