La esposa del excandidato presidencial Yaku Pérez, la académica franco-brasileña Manuela Picq, ha publicado una foto en su cuenta de Instagram, en la que exhorta a «que cada día sea domingo con gente que nos llena el shungo y que aumente siempre más el tamaño de nuestra sonrisa».
Picq, que está casada con Pérez por un rito ancestral, que en noviembre de 2022 ha sido reconocido como válido por el Registro Civil ecuatoriano, ha regresado a Boston, donde reside y donde es profesora, después de la campaña electoral en que Yaku ha quedado sexto entre ocho candidatos. Es la segunda vez que Picq regresa a Ecuador para acompañarlo durante su campaña electoral.
Horas antes, ha publicado también otra foto, acompañada de un amigo.
Matrimonio ancestral
El exprefecto de Azuay y doctor en Jurisprudencia recurrió en 2017 a las Naciones Unidas, con sede en Ginebra, después que el Registro Civil no reconoció como válido un matrimonio no realizado según la ley ecuatoriana.
Pérez quiso hacer valer lo que describió como un matrimonio ancestral para poder solicitar un visado de reunificación familiar a raíz de que su esposa, franco-brasileña, fuera expulsada del país, después de ser ambos detenidos en 2015 durante una marcha en defensa de los pueblos indígenas bajo el Gobierno de Rafael Correa (2007-2017).
Su solicitud de reconocimiento fue denegada con el argumento de que el matrimonio no era legalmente válido porque las autoridades indígenas no eran competentes para oficiarlo e inscribirlo, por lo que se solicitó que celebraran nuevamente el enlace ante funcionarios del Registro Civil.
La ONU consideró que Ecuador incurrió en un trato «discriminatorio», amenazando prácticas culturales, lo que podría «equivaler a una asimilación forzada».
Yaku Pérez y Manuela Picq dicen haber celebrado en 2013 un enlace ancestral ante la autoridad de las abuelitas del pueblo kichwa cañari, bajo la luna llena y en la laguna de Quimsacocha, y en lugar de un anillo de oro, les rodeó un círculo de flores.
