En París, expertos se reúnen a debatir sobre cómo acercar la obra de Picasso a los jóvenes

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Expertos en Picasso que participan a partir de este jueves en un simposio de la Unesco en París, dentro de los actos del 50º aniversario de la muerte del artista español, debaten sobre cómo acercar su obra a las generaciones más jóvenes.

«El reto en torno a la obra, pero sobre todo a la figura de Picasso, es acercarlo a las generaciones más jóvenes», señaló a EFE la presidenta del Museo Nacional Picasso de París, Cécile Debray, al inicio del simposio en la sede de la UNESCO.

Femme à la montre (La mujer del reloj), obra de Pablo Picasso. (Reino Unido, Londres). EFE/EPA/ANDY RAIN

Esa cuestión es uno de los ejes de las mesas redondas y conferencias programadas hoy y mañana en este evento del año de conmemoración picassiana, en el que están implicados instituciones, comisarios de exposiciones, investigadores y artistas de varios países.

En el acto de inauguración, el director general adjunto de administración y gestión de la Unesco, Nicholas Jefrreys, Debray y la administradora de la herencia Picasso, su hija Paloma, repasaron la biografía del pintor y su trascendencia.

La presidenta del Museo Nacional Picasso de París recalcó la importancia de una «relectura» de su legado «para la modernidad occidental».

Una relectura que, al igual que el artista «más reproducido del mundo», como recordó Paloma Picasso a su padre, ha viajado este 2023 en más de 50 exposiciones por toda Europa y Estados Unidos.

En todas ellas, según Debray, la pregunta suscitada es la misma: «¿Cómo miramos a Picasso hoy?».

Su respuesta, en cambio, resulta más controvertida porque, a su parecer es una figura «dominante» que encarna «la historia del arte moderno occidental».

Por ello, añadió que durante este año se han propuesto «nuevos enfoques» desde el feminismo, al mostrar la relación de Picasso con la escritora homosexual de la vanguardia estadounidense Gertrude Stein.

Del mismo modo, también ha habido cabida para enfoques «más políticos y sociales», teniendo en cuenta la «marginalidad» que vivió Picasso en París como extranjero, un estatuto que mantuvo «durante toda su vida».

Por el contrario, el director del Museo Picasso de Barcelona, Emmanuel Guigon, afirmó a EFE que los museos no tienen por qué ser «plataformas ideológicas», aunque «por supuesto» deben participar en los «debates de la actualidad».

Como ejemplo de ese compromiso, Guigon citó el doctorado sobre Picasso y la exposición ‘Diego Velázquez invita a Pablo Picasso… y Carmen Calvo’ organizadas en la institución que dirige.

En esta última exposición, que terminó en septiembre, la artista Carmen Calvo, cuya mirada Guigon definió como «feminista histórica», contribuyó con un recopilatorio de tarjetas postales a partir de las distintas ‘Meninas’ del museo catalán.

Las 350.000 visitas que recibió ponen en evidencia, a juicio de Guigon, el «interés por la programación» con la que el público se «apropia de su propio patrimonio».

«No hay que decir mentiras -comentó-, hay que mirar los cuadros, crear el discurso, las historias».

El desafío constante sigue siendo el de «hacerlo entendible al público», apuntó Malén Gual, una de las comisarias de ‘Picasso branco no recordo azul’, una exposición que estuvo en la ciudad española de La Coruña, en la que se ponían juntas obras de Picasso niño al lado del adulto sobre el mismo tema.

Dicha comparación, que también debe ser abordada durante el simposio en la Unesco, fue visualmente «lo más destacado», incidió Gual, que no quiso olvidar que los tiempos «han cambiado y las sensibilidades también», por lo que aquello que se consideraba «normal y aceptable en el siglo XX, ahora nos resulta intolerable».

Los expertos coincidieron en que es necesaria una visión crítica. Pero Debray se mostró contundente en que «aún es demasiado pronto» para reinterpretar la obra del fundador del cubismo.

Pese a todo, consideró que «no debemos tener miedo a las críticas, debemos escucharlas». Y, de cara al futuro, propuso poner el foco en el archivo personal de Picasso, con el que jóvenes «académicos, investigadores y críticos» contribuyan «a escribir su propia historia». EFE (I)

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