Guayaquil, Ecuador
En medio de la crisis en la que hemos estado viviendo los últimos días, es comprensible la búsqueda de respuestas ante esta situación que no terminamos de comprender. Los actos violentos que se han constituido en pan de cada día nos llenan de temor y zozobra. Naturalmente, nos planteamos el porqué de todo lo que estamos viviendo. Son muchas las reflexiones y explicaciones que han salido a la luz que tratan de hacernos entender la ola de violencia que vivimos. Sin embargo, algunas no tienen tanto mérito ni rigor. Quizás producto del miedo, se buscan respuestas fáciles y apuntar a supuestos culpables.
Ciertamente, hay un sector de la población ecuatoriana que responsabiliza a la tabla de consumo de drogas como una de las razones de la actual crisis. Quienes defienden esta hipótesis señalan que a raíz de la implementación de la tabla se facilitó el micro tráfico de drogas y el acceso de las drogas a escuelas y colegios. Es decir, que gracias a la tabla entró el narcotráfico en nuestro territorio.
En realidad, fueron otros acontecimientos previos a la instauración de la tabla los que facilitaron la entrada del narcotráfico a nuestro territorio. Debemos recordar que Ecuador fue por muchos años un país de paso, que la droga que se produce en Colombia y Perú transitaba por nuestros territorios hacia sus destinos finales. Con el paso de los años esta situación va cambiando. Una de las razones es el combate formidable que el gobierno colombiano (de aquel entonces) entabló contra fuerzas insurgentes, lo cual obliga a estos grupos guerrilleros a buscar nuevas bases de operaciones. Ecuador, que jamás ha tenido un control de fronteras adecuado, se presentó como alternativa sumamente atractiva para servir como nueva base de operaciones de estos grupos.
No siendo poca cosa este poco control fronterizo, lo cierto es que existieron hechos aún peores que abrieron las puertas del país a los grupos terroristas. Si en algo se destacó el régimen de las “manos limpias”, fueron actos que no solo facilitaron, sino que fueron tan específicos que poco a poco se va demostrando que fueron realizados con el propósito de entregar el país a estos grupos. Una notable evidencia de la entrega de las fronteras a estos grupos, la pudimos palpar en 2008 cuando una operación del gobierno colombiano, acaba con la vida del cabecilla de estas fuerzas insurgentes en territorio ecuatoriano.
Debido a la irrupción de las fuerzas colombianas, el jefe de los “manos limpias” rompe lazos con el gobierno colombiano, al punto de retirar al embajador de Ecuador en Colombia. Su actitud, en lugar de aplaudir las acciones de Colombia y prestar apoyo en la lucha contra la guerrilla (como hubiera hecho cualquier persona honesta) fue más bien una actitud de ataque al gobierno colombiano. Ya con este hecho, podemos ver que este ex presidente prefería que grupos guerrilleros usaran las fronteras como base en lugar de luchar contra ellos y expulsarlos de nuestro territorio.
Otra notable evidencia de que nuestro país fue entregado en bandeja de plata al narcotráfico, fue el desmantelamiento de la Base de Manta en 2009. La que por años fue una base de operaciones estadounidense para el control del narcotráfico, fue expulsada sin mayor fundamento que el de la soberanía nacional. Hoy es de conocimiento público que, en varios sectores de esa provincia, es donde se concentran importantes actividades de narcotráfico. Los hechos hablan por sí solos.
Otro de los sucesos que más daño causó, fue aquel mal llamado proceso de “pacificación” de las pandillas. Desde lo cultural, fue un ataque furibundo a la juventud. Produjo daños incalculables en la sociedad ecuatoriana. En aquellos tiempos, Ecuador ya tenía pandillas que se dedicaban a actividades como el micro tráfico de drogas. Insisto, mucho antes de la tabla. Estos grupos fueron legitimados y respaldados por aquel ex presidente, quien los ensalzaba e incluso los comparaba con los Scouts.
¿Qué creen que quedó en la mente de un niño al escuchar que el presidente de su país declara que las pandillas son similares a los Scouts? Lamentablemente, la entrega del país a los grupos terroristas no solo fue por medio de las fronteras. También se entregó la cultura y la mente de los jóvenes a los grupos del narcotráfico.
Con todos estos antecedentes, se puede afirmar que el país ya estaba entregado al narcotráfico mucho antes del 2013, año en que se expide la tabla de consumo de drogas. Así mismo, con pena se debe reconocer que ya el micro tráfico pululaba escuelas y colegios antes del 2013. Por lo tanto, no es la existencia de la tabla lo que facilitó el tráfico en nuestro país, y su abolición tampoco es solución a la crisis. Por el contrario, se incrementa la existencia y el poderío de los mercados ilícitos.
Otro lamentable suceso del jefe de las “manos limpias”, fue su bochornoso último acto como presidente en funciones. El día antes de salir del poder, firmó un decreto donde indultó a varias “mulas” de las drogas y otros delincuentes relacionados con pandillas. Con o sin tabla de drogas, la crisis que vivimos hoy era inevitable debido a que por 10 años, el país fue entregado por completo a los grupos terroristas que hoy se combaten. Con infiltraciones en el poder incluidas. Sin duda, la corrupción y los nexos con mafias es lo que finalmente acaba ocasionando la guerra que hoy libramos. No así, una tabla que correctamente buscaba diferenciar consumidores de traficantes.
Como ciudadanos que queremos mejores días, debemos reflexionar sobre cada decisión que tomamos, no buscar respuestas ni culpables fáciles. Al contrario, debemos ver más allá de lo evidente y encontrar las verdaderas raíces de nuestros problemas. Es menester replantearnos también a dónde nos está llevando la guerra contra las drogas, guerra que ningún país del mundo ha podido ganar. Es tiempo de dejar vergüenzas y tabúes a la hora de debatir sobre el futuro de la nación. Necesitamos replantear algunos conceptos, para que podamos pensar en un futuro libre y próspero para los ecuatorianos.