Miami, Estados Unidos
El sistema totalitario que padece Cuba y que amenaza a Venezuela si no sacan a Nicolas Maduro y sus sicarios del Gobierno siempre ha estado fuertemente atraído por la tierra del libertador.
La tragedia que padece Venezuela es responsabilidad de Hugo Chávez y Fidel Castro. Ambos, con el apoyo de testaferros como Maduro, se coludieron para robarle al país libertad y riquezas, e imponer el castrochavismo en todo el hemisferio.
Las dos revoluciones siempre fueron diferentes, porque hubo un gigante, un demócrata, Rómulo Betancourt, que tuvo el coraje político de enfrentar los cantos de sirenas que entonaba Fidel Castro y que encantaron a los aspirantes a Ulises.
Después de la barahúnda de los primeros días con problemas, sobresaltos y contradicciones Venezuela tomó el rumbo democrático, Cuba marchó hacia el totalitarismo
Desde el principio se impuso la Pax Fidelista. Se entronizó el castrismo, que mutó a un absolutismo agresivo y expansionista que se correspondía con la naturaleza del conductor y la ideología que dijo profesar.
En Venezuela, mucha gente de bien y de disímiles pensamientos estaba dispuesta a trabajar por el progreso del país y fueron seducidos por las promesas de construir una sociedad mejor, aunque las herramientas fuesen cánticos de ametralladoras y terrorismo, aconsejados por Che Guevara.
Estos hombres y mujeres en su afán de hacer realidad sus sueños no se percataron que se supeditaban a un proyecto extranjero a cambio de un poco de metralla y una retaguardia en la que parte del entrenamiento consistía en aprender a perder la independencia de criterio.
El 13 de marzo de 1967, Fidel Castro dijo en el antiguo palacio presidencial en La Habana: «Proclamamos una vez más nuestra simpatía y nuestra solidaridad sin vacilación alguna con los guerrilleros que combaten en las montañas de El Bachiller, con los combatientes que en las ciudades desafían la represión y la furia de la tiranía». Castro calificaba como tiranía al Gobierno legítimamente elegido del presidente Raúl Leoni, no a los de Maduro y Chávez.
26 de julio de 1960: el encargado de negocios de Cuba en Caracas, de nombre León Antich, encabezó una manifestación que apedreó la catedral de la capital. Antich fue acusado, posteriormente, de distribuir 400.000 dólares para impulsar una conspiración contra el presidente Rómulo Betancourt.
1961: las autoridades venezolanas decomisan 500 ametralladoras de fabricación checa junto a propaganda castrocomunista.
1962: un lote de armas con el escudo de las Fuerzas Armadas de Cuba fueron confiscadas en las playas del estado de Falcón.
Noviembre 11 de 1963: en la península de Paraguaná las autoridades requisaron tres toneladas de armas que procedían de Cuba. Meses más tarde se les incautaron a guerrilleros venezolanos armas belgas con el escudo de las Fuerzas Armadas de la Isla.
Junio 24 de 1966: un grupo expedicionario compuesto por unas 40 personas, trece individuos de nacionalidad cubana, entre ellos el general Arnaldo Ochoa Sánchez, que será fusilado por Castro años después, y el también general Leopoldo Cintas Frías —ambos fueron luego jefes de las fuerzas de ocupación cubanas en Angola—, desembarcaron por Tucacas. Afirman especialistas que el propio Castro despidió a los expedicionarios a su salida de Cuba.
8 de mayo de 1967: el pesquero cubano de nombre Sierra lleva hasta las proximidades de Machurucuto y Boca de Uchire una fuerza invasora integrada por cubanos y venezolanos. En el enfrentamiento murió Antonio Briones Montoto y fueron capturados otros dos militares cubanos: Manuel Gil Castellanos y Pedro Cabrera Torres.
1969: una treintena de venezolanos entrenados en Punto Cero, Cuba, desembarca en Venezuela para derrocar al Gobierno de Rafael Calderas. Todos fueron abatidos por el Ejército.
A pesar de toda la sangre derramada por el fuego y la metralla, el proyecto castrista en Venezuela no prosperó. Es cierto que después de la desaparición de los presidentes Rómulo Betancourt y Raúl Leoni, el liderazgo venezolano en la lucha contra el totalitarismo castrista prácticamente desapareció. Aun así, la nación venezolana, sus líderes y las Fuerzas Armadas repudiaban un modelo político que estaba en contra de sus convicciones democráticas.
La llegada de Hugo Chávez al Gobierno cambió radicalmente la situación. Venezuela actualmente es el lacayo más fiel del castrismo y el mejor intérprete del totalitarismo insular en el proyecto de desestabilizar hasta su destrucción las democracias del hemisferio. Por esa razón, los castristas se oponen a que Nicolas Maduro deje el poder.