Idolatría de las ideas

María de Lourdes Maldonado

Quito, Ecuador

Parecería ser que el único argumento de quienes promueven la niñez trans en el Ecuador es el ataque hacia las creencias religiosas de sus oponentes. Lo ciertos es que este jueves 30 de enero, niños, padres y madres de familia, abuelos, profesionales, y colectivos de distintas creencias e ideologías políticas, se congregaron a las afueras de la Corte Constitucional en Quito, para levantar la voz por una sentencia de la Corte Constitucional que comienza por desconocer la diferencia biológica -es decir, comprobable por las distintas ciencias- entre el sexo femenino y masculino, y el rechazo a la imposición de esta o cualquier otro tipo de ideologías en el ámbito educativo de nuestros niños.

Para quienes nos acusan de no leer la sentencia, me voy a permitir nuevamente recoger uno de sus principales considerandos para explicar lo que estamos combatiendo: 134. Tal como lo ha reconocido la Corte, los atributos que conforman la identidad son flexibles y se transforman con base en las experiencias y decisiones de cada persona. Aquellos atributos incluyen a la identidad de género, que ha sido entendida por la comunidad internacional como la experiencia interna e individual del género según lo percibe cada persona, que puede o no corresponder con el sexo que le fuera asignado al nacer…

Se habla del “sexo que le fuere asignado al nacer”. Esto supone reconocer que el sexo no es un elemento natural, inherente a la persona, verificable biológicamente, sino un elemento subjetivo que le es asignado a cada persona por “alguien”, al nacer. Esto es el fundamento de la teoría de género, para la cual, el sexo termina siendo un rasgo que depende de la apreciación auto percibida y no una realidad biológica de la persona.

Lo cierto es que en esta sentencia se pretende imponer los deseos de las minorías por sobre los derechos de todos los niños del Ecuador. Se viola el derecho de los niños de educarse y aprender conforme a información científica, simplemente porque es adversa a lo que ellos creen y defienden. Atacan las creencias de sus oponentes, cuando las suyas propias no les permite aceptar la evidencia científica y el sentido común: los daños de los procesos de transición de género, sobre todo en la infancia son terribles. ¡No existe mayor idolatría que la de las ideologías!

Una vez más, compartiré con los lectores algunos datos respaldados por la evidencia científica y empírica que la sentencia ignoró debido a su adhesión incondicional a la ideología woke.

Según el informe Cass del Reino Unido, dirigido por la Dra. Hilary Cass, el 75% de los menores con disforia de género tienen antecedentes de atención psiquiátrica. Sin embargo, este dato fue minimizado por la Corte, poniendo en riesgo a estos niños, a quienes se les impulsa hacia una transición afirmativa en lugar de recibir el apoyo psicológico o psiquiátrico que realmente necesitan.

Como consecuencia, muchos menores no abordan las dificultades subyacentes a su disforia, lo que contribuye a un aumento alarmante en los intentos de suicidio entre quienes se sienten defraudados por el proceso de transición. Mientras que la tasa de intentos de suicidio en la población general es del 4%, en estos casos alcanza el 41%.

En la sentencia, los cinco jueces condenan como una conducta discriminatoria en contra del colegio, el que le hayan requerido a los padres del niño un informe psicológico sobre su condición. Nuevamente absurdo, ¡lo que más necesitan estos niños es apoyo psicológico de expertos libres de ideologías!

Es importante aclarar que estos procesos de transición que promueve la sentencia, si bien por ahora no exigen intervenciones quirúrgicas u hormonales, si prevén cambios sociales para el niño, como son el uso del nombre femenino, el uso del baño o del uniforme de las niñas, o el permitirle realizar las actividades deportivas del sexo opuesto. La sentencia tampoco analiza que entre el 80 y el 95% de los niños superan la disforia de género si se les permite un desarrollo natural sin intervenciones (sociales u hormonales). Nuevamente no se piensa en el bienestar físico y emocional de los niños, sino en la imposición de una ideología.

Pero tampoco puedo dejar de advertir a los lectores, que esta sentencia es solo el primer caso ganado por nuestros oponentes. En la Corte se calientan varios otros temas para atender los deseos personales de estos grupos: las intervenciones quirúrgicas de cambio de sexo como prestaciones de salud obligatorias, el cambio de sexo en los documentos de identidad de menores de edad, el divorcio unilateral, y muchos otros. Todos están a la espera de que nos descuidemos para salir del horno.

Ante esta realidad, y especialmente ante la vulneración de los derechos de nuestros niños—incluido su derecho a una educación basada en hechos científicos y veraces, libre de adoctrinamiento—y el derecho de los padres a decidir sobre la formación de sus hijos, no daremos un paso atrás. Seguiremos firmes en la defensa de la verdad, la protección de la infancia y el respeto a la familia en el Ecuador, porque de ello depende el futuro de nuestra sociedad.

  • María de Lourdes Maldonado es parte del colectivo Dignidad y derecho.
Decenas de personas participan en una marcha para celebrar y conmemorar el Orgullo 2023, hoy, en Quito (Ecuador). EFE/ Santiago Fernández

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