Español Andrés Barba gana el Premio Herralde de Novela

El escritor madrileño Andrés Barba ha ganado el XXXV Premio Herralde de novela con su obra "República luminosa", que parte de la aparición de 32 niños violentos de procedencia desconocida que trastocan la vida de San Cristóbal, una pequeña ciudad tropical encajonada entre la selva y un río. EFE/Andreu Dalmau.

Barcelona (España), 6 nov (EFE).- El español Andrés Barba logró hoy el XXXV Premio Herralde de novela con «República luminosa», sobre una sociedad dominada por unos niños salvajes, mientras que el argentino Diego Vecchio quedó finalista con «La extinción de las especies».

En nombre del jurado, Gonzalo Pontón destacó que «República luminosa» habla de «la inocencia salvaje, de la atrocidad que se puede ver a veces en los niños» y, conforme avanza la historia, «hay un elemento de angustia que se va apoderando del lector al ver cómo el narrador presenta a los niños protagonistas».

Mientras que de Vecchio el jurado subrayó el «caudal de ironía y humor sorprendente» que destila su novela, en la que construye un «juego de apócrifos» y un texto «en la línea de una cierta narrativa distante y emocionada del siglo XIX».

«República luminosa» parte de la aparición de 32 niños violentos de procedencia desconocida que trastocan la vida de San Cristóbal, una pequeña ciudad tropical encajonada entre la selva y un río.

La novela nace, explicó hoy el autor, de dos lugares: «por un lado, una traducción monumental que hice junto a mi mujer de los relatos completos de Joseph Conrad, con quien comparto una ciudad tropical, junto a un gran río y una selva enorme; y además, el documental polaco «Los niños de Leningradsky», que narra la historia de unos niños que viven en la estación de tren Leningradsky».

Barba se siente atraído por «esa frontera difusa de Conrad que desdibuja los límites entre la civilización y la barbarie» y en el documental se interesa por cómo es una república infantil, compuesta por «niños que son la negación de la infancia, aunque sigan comportándose como niños».

Barba admitió que hay temas que le han preocupado siempre, como la infancia, en este caso prepúberes de entre 9 y 12 años, «niños que están en tierra de nadie», porque «son los momentos de más confusión, más ambigüedad», temas que ya había tratado en novelas anteriores como «Las manos pequeñas» o «Agosto octubre».

El ganador piensa que su novela es «estrictamente realista», aunque no le desagrada que se mueva en «cierta indefinición, como sucede también en Conrad».

La novela está escrita en un tono de crónica, explicada por un narrador veinte años después de los hechos, una estrategia que le permitía «jugar con cosas que habían sucedido antes de la muerte violenta de los niños».

A partir de esa crónica tejida de hechos, pruebas y rumores, el narrador habla de cómo la ciudad se vio obligada a reformular no sólo su idea del orden y la violencia sino hasta la misma civilización durante aquel año y medio en que, hasta su muerte, los niños tomaron la ciudad.

La novela de Barba se publicará el 29 de noviembre, al igual que la de Vecchio, «La extinción de las especies».

La obra finalista es una historia natural de los museos, que nacen, se expanden, se agotan y se derrumban para atesorar aquello que fue, que ya no es, ni volverá a ser, pero que se obstina en persistir.

Es también, precisó su autor, «una historia alternativa y estrafalaria sobre la fe en el progreso, el ansia de descubrimiento, la pulsión taxonómica, la manía de coleccionar y restaurar».

Vecchio reveló que, para escribir esta novela, se inspiró en un libro que hizo Flaubert al final de su vida, «Bouvard y Pécuchet».

El jurado del premio ha estuvo integrado por Gonzalo Pontón Gijón, Marta Sanz, Jesús Trueba, Juan Pablo Villalobos y la editora Silvia Sesé. EFE

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