BEIRUT (AP) — Aviones gubernamentales bombardearon este lunes una aldea en el norte de Siria, matando a 18 personas por lo menos, dijeron organizaciones activistas, mientras que el nuevo enviado de la ONU en el país reconoció que mediar para buscar el fin de la violencia será una tarea «muy, muy difícil».
El Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, con sede en Londres, y los Comités de Coordinación Local dijeron que los bombardeos fueron dirigidos contra una zona residencial de la población norteña de al-Bab, a unos 30 kilómetros (20 millas) de la frontera turca. El Observatorio dijo que 18 personas murieron en la aldea y los Comités dijeron que fueron 25.
Un video tomado por un aficionado mostró a varios hombres que intentaban desenterrar posibles sobrevivientes o cadáveres entre los escombros de un edificio blanco y transformado en un montón de cascotes. La autenticidad del video no pudo ser confirmada independientemente.
El levantamiento sirio comenzó en marzo de 2011 con protestas callejeras contra el régimen del presidente Bashar al Assad, mayormente pacíficas, pero se ha transformado desde entonces en una guerra civil. Los activistas sostienen que por lo menos 23.000 personas han muerto hasta ahora por la violencia.
En los últimos meses la violencia ha ido en aumento y los grupos activistas dijeron ayer que unas 5.000 personas murieron en agosto solamente, el mayor número en más de 17 meses de lucha.
Hoy, los activistas dijeron que la violencia reina en todo el país, incluso los suburbios de la capital, Damasco, la región oriental de Deir el-Zour y la zona meridional de Daraa además de Idlib y Alepo en el norte.
Los activistas y los medios de comunicación estatales dijeron que una bomba improvisada en el barrio capitalino de Jaramana hirió a varias personas.
Las gestiones diplomáticas, entre ellas un plan de paz de seis puntos redactado por el ex secretario general de la ONU Kofi Annan, no han logrado detener la violencia.
El nuevo enviado de la ONU, Lakhdar Brahimi, se hizo cargo de la gestión el sábado tras el retiro de Annan, que renunció a fines de agosto.
Brahimi, un ex diplomático argelino de 78 años, ensalzó la labor de Annan y dijo que hizo «todo lo posible».
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