Boudou asume protagonismo en horas bajas para kirchnerismo

El vicepresidente argentino, Amado Boudou, ha recobrado protagonismo político por la enfermedad de la presidenta Cristina Fernández justo cuando había sido enviado a los «cuarteles de invierno» para evitar que su deteriorada imagen empañara la campaña electoral para las legislativas de finales de mes.

Tal como marca la Constitución, en ausencia de la jefa de Estado, el vicepresidente asumió temporalmente el mando del Ejecutivo el lunes, cuando se anunció que Fernández sería sometida a una operación para disolverle un hematoma craneal, lo que la mantendrá en reposo por varias semanas.

Pese al cumplimiento de este mecanismo formal, desde entonces han arreciado las críticas opositoras hacia la figura de Boudou, a quien cuestionan por su supuesta falta de idoneidad para conducir el país y su «estatura moral», debido a su relación con procesos judiciales por presunta corrupción.

El Gobierno ha cerrado filas para defender al vicepresidente y tratar de ofrecer una imagen de normalidad durante la convalecencia de Fernández.

Para el peronista disidente Felipe Solá, Boudou «no está para gobernar» sino para «andar en moto», mientras que según Jorge Altamira, del Partido Obrero, «es una suerte de cero a la izquierda, cuestionado en la Justicia y carente por completo de autoridad».

Por el contrario, el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, aseguró que Boudou está «a cargo» de un «equipo muy sólido» que «está gobernando sin ningún tipo de sobresalto ni complicación».

Analistas locales consultados por Efe coinciden en que Boudou mantendrá una representación protocolar y no influirá en las decisiones del día al día del Ejecutivo, que seguirán dependiendo de un reducido círculo muy próximo a la presidenta.

«El riesgo más grande que enfrenta el Gobierno es la falta de coordinación. Ya pasó en otra instancia una situación parecida, con un interinato a cargo de Boudou (tres semanas en enero de 2012 por la operación de la glándula tiroides que sufrió la presidenta). Ahora pareciera que este interinato debiera ser un poco más largo», apuntó Jorge Arias, de Polilat.

Boudou se hace cargo en lo formal del Ejecutivo cuando el oficialismo lo había confinado a viajes al exterior, lejos de la campaña, «porque es uno de los dirigentes con peor imagen del país», recordó Patricio Giusto, de la consultora Diagnóstico Político.

De hecho, mientras Cristina Fernández se sometía el sábado a la revisión que derivó en su operación, la prensa fotografiaba a Boudou paseando en moto en un alto en su visita oficial a Brasil, una imagen que no ayuda al oficialismo en plena campaña electoral.

Según Arias, si la convalecencia de Fernández se alarga, el oficialismo, más allá de que Boudou esté formalmente a cargo del Ejecutivo, tendrá que definir un «sistema provisional de conducción».

En ese esquema, agregó, «emerge claramente» el secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, en el cargo desde el inicio de la gestión del fallecido expresidente y esposo de la mandataria, Néstor Kirchner (2003-2007), como el «intérprete de la voz de la jefa».

«Boudou es una figura intrascendente. Esta situación inesperada no creo que lo dañe pero tampoco le permitirá mejorar su imagen. No tiene ningún futuro político«, dijo a Efe el director del Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano, Orlando D’Adamo.

Lejos quedan los tiempos en que Boudou, un economista de 50 años, presumía de su proximidad con Fernández y se mostraba tocando la guitarra o paseando en moto como una verdadera estrella en la campaña presidencial de 2011.

El vicepresidente, el peor valorado del Gabinete según las encuestas, se vincula con un presunto caso de uso de influencias en beneficio de la imprenta de dinero Ciccone, ahora Compañía de Valores Sudamericana, cuando era ministro de Economía (2009-2011), durante el primer mandato de Fernández. EFE

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