Turquía niega tener alguna ambición territorial sobre Siria

Fuerzas Kurdas

Turquía no esconde detrás de su operación militar en el norte de Siria ningún reclamo o ambición territorial sobre Siria, y su intención es crear una zona que reúna las condiciones para el retorno voluntario de los refugiados sirios que alberga, dijo hoy un diplomático turco de alto rango.

«Nuestra estrategia es mantener la integridad territorial de Siria, pero para nosotros es un problema existencial… no podemos permitir que un grupo terrorista controle la frontera», dijo el embajador de Turquía ante la ONU en Ginebra, Sadik Arslan, en una reunión con periodistas.

Por terroristas se refería a las milicias kurdosirias de las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), que para Turquía solo es el nombre más reciente que adoptó el YPG (Unidades de Protección del Pueblo), vinculada al Partido des los Trabajadores del Kurdistán (guerrilla kurda activa en Turquía) y contra la que ha lanzado la actual ofensiva.

Arslan dijo que no se podía seguir permitiendo que el YPG controle el 65 % de la frontera con Turquía, tras señalar que para su gobierno «no existe diferencia entre este grupo y el Estado Islámico».

De acuerdo con los planes turcos, una vez derrotado el YPG se podrá establecer una «zona de seguridad» en una franja que se adentrará hasta 30 kilómetros en territorio sirio y que tendrá una longitud de 480 kilómetros.

Ello con el fin de generar las condiciones apropiadas para que los refugiados sirios puedan retornar, incluyendo los kurdos, «siempre que así lo deseen», según el representante turco.

Turquía alberga a 3,7 millones de refugiados sirios, de los cuales unos 400.000 serían kurdos, según datos turcos.

«Nuestro objetivo es limpiar esa área y que los consejos locales se ocupen de ella», sostuvo el embajador, recordando que Turquía ya ha procedido de un modo similar en localidades fronterizas del noroeste de Siria que están bajo su influencia.

Arslan reconoció que su intención en la franja en la que ha incursionado hace cinco días es que quede fuera del control del YPG y del régimen de Bachar al Asad.

El embajador, quien ha sido asesor de política exterior de la Presidencia de Turquía, dijo que las informaciones relacionadas con la muerte de civiles en los ataques turcos son «rumores falsos», al igual que supuestos ataques contra infraestructuras vitales.

Aseguró que el bombardeo de una estación de abastecimiento de agua, que daba servicio a 400.000 personas y que fue denunciado por la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, no fue tal, y que dejó de funcionar debido «a una interrupción de la electricidad» que supuestamente se ha resuelto.

Sobre la incursión que Turquía prepara a la ciudad de Manbech, territorio que en principio queda fuera de la «zona segura» planificada por Ankara, el embajador dijo que esta acción no entraría en la operación turca, sino que sería «una operación siria» para expulsar de allí al YPG.

Con «operación siria» el embajador se refería a la que podrían emprender los rebeldes sirios agrupados en el Ejército Nacional Sirio (ENS), que combate junto a las tropas turcas en la ofensiva contra las milicias kurdas.

Durante el conflicto en Siria, Turquía fue el principal baluarte político y uno de los que más apoyo prestó a importantes facciones rebeldes que lucharon contra el gobierno sirio. EFE

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