150 años de los galeses en el Chubut

Rhys  Davies
Quito, Ecuador

A 12.000 kilómetros de distancia del Reino Unido, en la provincia del Chubut, en el sur de la Argentina, existe un pequeño Gales. Allí, alrededor de 5.500 personas hablan el idioma galés, muchas de ellas con apellidos comunes como Evans, Davies o Jones, todavía celebran Eisteddfod, un festival de música popular galesa, y toman su habitual té de la tarde. Todo parece un cuento fantástico, pero no lo es. Todo esto es el vestigio de Y Wladfa, la colonia galesa en América del Sur.

Este 27 de julio de 2015 marca un importante hito para los argentino-galeses. Es el 150avo aniversario de la llegada de los primeros colonos galeses a la costa de Argentina. Me alegra que pese a la mala sangre que existe entre los gobiernos de Argentina y el Reino Unido por la disputa de las islas Falkland o Malvinas, se celebre este interesante acontecimiento a los dos lados del Atlántico, y se impulse el interés de las nuevas generaciones por el idioma y la cultura galesa en la provincia del Chubut.

¿Entonces, cómo terminaron radicándose la lengua y las tradiciones galesas junto al asado y a los gauchos?  ¿Cómo los galeses se hicieron parte importante de la cultura de esta provincia de Argentina tan vasta y desértica?

La explicación radica en la lucha para proteger su lengua, cultura e identidad de las influencias externas. La idea de establecer una colonia galesa lejos de la patria Cymru fue de Michael D. Jones, un cura no conformista y el padre fundador del proyecto, que, curiosamente, nunca acompañó a los intrépidos viajeros en su periplo al Nuevo Mundo. Jones, al ser testigo en el siglo XIX de la llegada de centenares de ingleses por el boom de la minería de carbón en Gales, consideró que esta migración dentro del Reino Unido constituía una amenaza para las tradiciones y, principalmente, para la lengua galesa. Entonces, junto con otros no conformistas con ideas afines, Jones elaboró un plan para preservar su lengua y costumbres en otro lugar. Se consideraron varios lugares asilados como Canadá, Sudáfrica y Palestina, pero escogieron Patagonia por invitación del gobierno argentino.

El 28 de mayo de 1865, un barco llamado La Mimosa, con 160 aventureros galeses abordo, zarpó del puerto de Liverpool, Inglaterra. Al llegar al Chubut después de dos meses de viaje, vieron las condiciones áridas del paisaje, y se dieron cuenta del engaño. Se les había prometido tierras fértiles y pastizales para el ganado, tal como en Gales. Como consecuencia, los primeros años fueron difíciles y se vieron obligados a marchar al interior de la provincia para vivir cerca del rio Chubut, a pesar de las constantes inundaciones que acababan con sus casas. A estas alturas, los colonos estaban dispuestos a abandonar el proyecto. Sin embargo, un hecho importante cambió todo radicalmente. Los galeses lograron construir un sistema de riego que desviaba el agua del rio Chubut, fertilizando la tierra en miles de kilómetros. Esta increíble hazaña de ingeniería generó las condiciones óptimas para vida en el valle del Chubut. Este logro de los galeses es aún visible en Google Earth,  lugar en donde se observa una enorme franja de verde en medio de un semidesierto.

Pero los galeses no terminaron allí. En su versión del viejo oeste, un grupo de colonos llamados Los Rifleros, liderados por John Daniel Evans y su mítico caballo Malacara, cruzaron toda la provincia en búsqueda del paraíso del que se había hablado tanto. Lo encontraron y lo nombraron Cwm Hyfryd, valle hermoso, y allí se fundaron las ciudades de Esquel y Trevelin, en la falda de los Andes. Este viaje dio lugar a la curiosa existencia de dos diferentes asentamientos galeses separados por 500 kilómetros, a los dos extremos de la provincia.

A pesar de la adversidad que enfrentaron los galeses por mucho, en ciudades como Gaimán, Esquel y Trelew, la cultura y lengua galesas están experimentando un renacimiento. Luego de décadas parecía que la asimilación de la cultura argentina y la prohibición del gobierno de Buenos Aires de enseñar galés en los colegios y en las capillas iban a poner fin al sueño visionario que empezó en el siglo XIX. Actualmente, la gente del Chubut está entendiendo, cada vez más, la importancia del bilingüismo y de su potencial para enriquecer su cultura y su vida. El alcalde de Gaimán, Gabriel Restucha, es por primera vez en muchos años gales-parlante. Hay nuevos colegios bilingües e institutos que enseñan el galés, y lo más sorprendente, es que muchas de las personas que ahora hablan y aprendan el galés ni siquiera tienen descendencia galesa.  Este es un ejemplo de integración humana.

Es importante no dejar pasar desapercibido este aniversario. Esperemos que, en  los siguientes 150 años, los gobiernos de Argentina y Gales sigan apoyando iniciativas para fortalecer los lazos entre los galeses y los argentino-galeses, a fin de se mantenga vivo el sueño de los defensores de la lengua que salieron de Liverpool hace siglo y medio.

@rhysjd84

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