Los retos de Iván Duque

Un claro resultado que obtuvo luego de unas elecciones sin una sola alteración del orden público, con un nivel de participación que, contra algunos pronósticos, fue casi idéntico al de la primera vuelta y en el que la Registraduría Nacional del Estado Civil tuvo, una vez más, un desempeño sobresaliente.

El que los votantes le entregaron al candidato de la coalición liderada por el Centro Democrático es un respaldo robusto que reviste de suficiente legitimidad el mandato que comenzará el próximo 7 de agosto. Esta es una buena noticia para el país.

Los retos que enfrentará quien será unos de los presidentes más jóvenes en llegar a la Casa de Nariño están a la vista de todos. Pero hay uno en particular que surge precisamente del otro gran hecho político que dejó la jornada de ayer, y es el de saber interpretar no solo las emociones, sino además las realidades que permitieron que el respaldo al candidato Gustavo Petro también fuera histórico.

Para ser claros: más de 8’000.000 de sufragios consiguió una candidatura que apeló al sentimiento de cansancio e indignación que ha crecido entre los colombianos a la par con las revelaciones de los casos de corrupción que han estremecido a la opinión. Necio sería negar así mismo que las profundas transformaciones que ha experimentado el país en las últimas décadas cada vez se reflejan más en el ámbito político.

Las mismas que arrastran nuevas reivindicaciones –la inclusión social, el respeto por los derechos de las minorías, el debido cuidado del ambiente de cara a la realidad del cambio climático–, novedosos lenguajes y un deseo legítimo de dejar atrás lastres que, como la mencionada corrupción, así como el clientelismo, tanto le han pesado al país. En sus palabras de anoche, Gustavo Petro dejó claro que será, como es su sello, vehemente vocero de las fuerzas y movimientos juiciosamente organizados en torno a estas causas. Lo hará desde la curul que la ley le otorga en el Senado de la República.

Frente a esta realidad política, el nuevo presidente tendrá, sobre todo, que generar consensos que permitan implementar su programa de gobierno en clave de unión. El paso inicial en esta senda lo dio en su discurso de anoche. En él, acertadamente, priorizó la invitación a todos los sectores, independientemente de si lo respaldaron o no en las urnas, a construir consensos, “a pasar la página”; también reiteró la necesidad de actuar contra la corrupción y enfatizó en la importancia de devolverles a las instituciones la legitimidad que necesitan.

Reiteramos, porque es fundamental, la confianza en la capacidad de Iván Duque para enterrar odios y tender puentes. Tampoco sobra recordar lo ya dicho desde estos renglones en relación con la responsabilidad histórica que le atañe a Iván Duque de salvaguardar ese enorme logro para esta sociedad como lo fue el acuerdo de paz con las Farc.

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