Samuel Uzcátegui
Quito, Ecuador
A pesar de que, finalmente, la prensa internacional ha puesto un foco en Venezuela y se ha convertido en un tema de conversación global, parece que las personas aún no entienden la magnitud del problema al que nos estamos enfrentando.
Entre la catástrofe que viven los que siguen en Venezuela, y la constante angustia de los que emigraron, surge este movimiento de personas de otra nacionalidad que piden paciencia y calma a los venezolanos. Pregunto, ¿qué paciencia se le puede pedir a alguien que gana 6$ al mes? ¿Al padre/madre de familia que decide abandonar el país caminando? ¿Al enfermo que no tiene recursos y está condenado a la muerte de no cambiar la situación? ¿Al empresario que intentó quedarse en el país y quebró? ¿Al estudiante que no tiene dinero para pagar el pasaje hasta el colegio? O en general, ¿a todo un país que tiene años sufriendo las consecuencias de un régimen corrupto?
Es complicado entender de donde hablan estas personas, que piden diálogo con una dictadura asesina, que establecen un “grupo de contacto” o que piden que “Estados Unidos retire sus manos de Venezuela” (pero no dicen nada sobre la injerencia rusa y cubana). Al final del día, entre debates y discusiones, la gente sigue muriéndose.
El tema de Venezuela no es de “izquierdas y derechas”, no es un asunto ideológico, independientemente de las creencias personales de cada quien, el país necesita un cambio lo antes posible. Y esa desesperación hace que, a este punto, para la mayoría de los venezolanos, el fin justifique los medios para conseguirlo. Además, lo que ha logrado este enorme progreso en los últimos tres meses, es esa unión cívica, que se muestra en las calles diariamente protesta tras protesta, mientras desde la ONU se pide establecer un dialogo.
Y mucha gente cae en esa narrativa de la ONU y de la UE, de promover un diálogo con asesinos, cuando ya, después de dos intentos fallidos en los últimos cinco años, y las acciones del régimen en los últimos meses, que los han desenmascarado completamente, el barco de una solución acordada entre ambas partes zarpó hace mucho tiempo. La gente debe informarse mejor, no caer en propaganda, el tema de Venezuela es humanitario, y pedirles tolerancia a los venezolanos, sobre todo a los que siguen en el país, es de ignorantes.
¿Hasta qué punto, pedir paciencia es pedir inacción? ¿Por qué, por defender una ideología, los extranjeros mienten sobre lo que ocurre en Venezuela? Lo más fácil sería entender y apoyar el movimiento del 90% de los venezolanos, que es, que se acabe la dictadura y de allí elegir un respectivo mandatario democráticamente. Porque cada día que pasa es más muerte, caos, destrucción e inmigración masiva. De no retirar su apoyo al régimen y no ser un propagandista más, no habrá Cruz Roja ni misión de la ONU que pueda evitar las inminentes consecuencias de la ya desarrollada crisis humanitaria.
Y si ustedes, tienen contacto con un venezolano en su respectivo país, tampoco le pidan paciencia, con expresar su apoyo es suficiente. Ya esas personas vivimos en una tensa calma, en donde no importe donde estés y lo que hagas, sigues pensando en Venezuela y de por sí, lidiar con todas esas situaciones y que te pidan paciencia, cuando aún tienes decenas de familiares en el país, prueba mi teoría de que aún falta mucho por hacer para que las personas entiendan la magnitud del problema.