Dante Caputo
Buenos Aires, Argentina
En 1938 tuvo lugar el encuentro de Munich entre Hitler, el señor Chamberlain, primer ministro británico, y el señor Daladier, primer ministro francés. El resultado fue la concesión total de ambos ignorando (u ocultando) la amenaza de Hitler. Creían preservar la paz y dieron la luz verde para la guerra. De hecho, convencieron a Hitler de que podría dominar Europa. El alemán comentó entre sus colaboradores, luego del encuentro, su gran sorpresa por la debilidad de los otros, sobre todo cuando, según él, en ese momento una posición de fuerza de Francia e Inglaterra se habría impuesto en términos militares. La debilidad de estos dos grandes demócratas, su oportunismo frente a sus opiniones públicas, abrió paso a una guerra que terminaría con la vida de 60 millones de personas. Afortunadamente, Siria no fue Munich y Obama tiene audacia, que se ha convertido en el bien más escaso entre los políticos del mundo.
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