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Salamanca, España
En declaraciones públicas, un personaje pidió que se uniera en Paraguay el PLRA con movimientos de la “izquierda progresista”. En rigor y por lo que se entiende históricamente por “izquierda”, ella ha sido y sigue siendo esencialmente progresista; concretamente desde que se la utilizó por primera vez en 1789 en la Asamblea Nacional Constituyente surgida de la Revolución Francesa. Progresista en cualquier parte del mundo excepto en nuestro continente latinoamericano en el que ella sigue encandilada por el estalinismo criminal de la ex Unión Soviética o con el castrismo que funda su legitimidad en el paredón de fusilamientos como medio eficaz para combatir “las agresiones y sabotajes contra mi país”. Así lo ha dicho el propio presidente cubano Raúl Castro en un discurso pronunciado en Santiago de Chile la pasada semana. “Nuestras leyes no permiten la pena de muerte, está suspendida. Pero allí está de reserva…”. Buena reserva para la “democracia participativa” de la que gozan los habitantes de la isla caribeña.

 
	 
	 
	 
	 
	 
	 
	 
	