Más de 300 sacerdotes acusados de abuso sexual a niños en Pensilvania

Fiscal General de Pensilvania, Josh Shapiro.

La Corte Suprema del estado de Pensilvania (EE.UU.) publicó hoy un informe de un gran jurado que documenta 300 casos de «sacerdotes depredadores» sexuales en seis diócesis, tras investigar denuncias de abusos de menores.

El jurado explicó en el documento, que consta de 1.356 páginas, que ha identificado a unos 1.000 menores que han sido víctimas, algunos de ellos varones, aunque también hay chicas, y entre los que hay adolescentes y muchos preadolescentes.

«Algunos fueron manipulados con alcohol o pornografía. A algunos les hicieron masturbar a sus agresores, o fueron manoseados por ellos. Algunos fueron violados oralmente, algunos vaginalmente, algunos analmente», denuncia el texto.

El jurado detalló que para elaborar este documento ha escuchado el testimonio de decenas de testigos y ha revisado medio millón de páginas de documentos internos de las diócesis.

En ese sentido, no descartó que el número real de víctimas ascienda a miles, ya que es posible que los registros de algunos menores se hayan perdido o que el afectado optara por mantener el silencio.

En el informe, el jurado criticó que todos los casos fueron dejados de lado por los líderes de la iglesia «que prefirieron proteger a los abusadores y a la institución, sobre todo». Por ejemplo, en la diócesis de Erie un cura confesó haber cometido en los años ochenta violaciones anales y orales a al menos 15 chicos, uno de ellos de solo siete años. Cuando se reunió con el depredador sexual, el obispo de la diócesis lo elogió por ser una “persona cándida y sincera” y por los “avances” logrados en controlar su “adicción”. Y cuando finalmente el cura fue expulsado, el obispo declinó explicar los motivos. “Nada más debe indicarse”, escribió.

Como consecuencia del encubrimiento, casi todos los casos son demasiado antiguos como para ser juzgados, ya que la mayoría son anteriores al año 2000, aunque el jurado subrayó que ha emitido acusaciones contra un sacerdote de la diócesis de Greensburg y otro de la de Erie, que presuntamente ha estado abusando de menores en la última década.

Abundan los ejemplos escabrosos. Un cura violó a una niña de siete años cuando fue a visitarla al hospital después de que la operaran de amígdalas. Otro dio a un chico una bebida que hizo que no se acordara de qué había pasado la noche anterior cuando fue violado analmente. Un sacerdote obligó a un chico de nueve años a practicarle sexo oral para luego decirle que le limpiaba la boca con agua bendita. También hubo un religioso que acabó dimitiendo tras años de acusaciones pero eso no impidió que la iglesia le hiciera una carta de recomendación para su siguiente empleo: en el complejo Walt Disney World.

Y en Pittsburgh, la diócesis desestimó las quejas de abuso a un chico de 15 años porque argumentó que el menor había “buscado” al sacerdote y le “sedujo” para iniciar una relación. El cura acabó siendo detenido pero, en su evaluación interna, la iglesia destacó que, aunque había admitido haber llevado a cabo actividades “sadomasoquistas” con varios niños, esas eran “suaves”. También en esa ciudad existió una red de curas que se coordinaban entre ellos para utilizar “látigos, violencia y sadismo al violar a sus víctimas”, según detalla el informe.

El fiscal Shapiro narró algunos detalles de los abusadores, como que le entregaban cruces de oro a los niños abusados para distinguirlos de los otros. También contó el caso de una niña que fue violada por un sacerdote y que quedó embarazada. Shapiro leyó una nota donde un religioso mostraba su empatía y compasión por la situación que estaba viviendo. La carta estaba dirigida al violador, no a la víctima. La red de protección entre los religiosos queda de manifiesto en una serie de historias que describe el documento. En la diócesis de Erie, por ejemplo, un sacerdote le confiesa al obispo que violó al menos 15 niños, uno de ellos de siete años. El líder religioso lo felicita por ser una persona «sincera» y por lograr «avanzar en su adicción».

En una rueda de prensa, el fiscal general del estado, Josh Shapiro, destacó que el informe detalla «un encubrimiento sistemático por altos cargos de la Iglesia en Pensilvania y en el Vaticano».

Aparte de las diócesis de Greensburg y Erie, el resto de las afectadas son las de Scranton, Allentown, Harrisburg y Pittsburgh, todas ellas en Pensilvania.

El pasado 1 de agosto, la diócesis de Harrisburg, una de las implicadas, publicó una lista de 71 religiosos y seminaristas, algunos de ellos ya fallecidos, «acusados» de abusos sexuales a menores desde 1940.

Tras darse a conocer el informe, la archidiócesis de Filadelfia, que no está entre las implicadas, pidió perdón en nombre de la Iglesia por las «experiencias» sufridas por las víctimas.

«Reconocer su sufrimiento y mantener nuestro compromiso de ayudar a aquellos que han sido afectados es un paso esencial hacia la cicatrización», dijo en un comunicado.

«La Iglesia ha aprendido mucho de sus errores pasados y sigue esforzándose para corregirlos. La prevención del abuso viene de la formación y la vigilancia constantes, y la prevención del abuso, junto con el apoyo a los sobrevivientes, es y seguirá siendo una prioridad constante de nuestra Iglesia», añadió.

  • Con reportes de EFE

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