Opinión

Indignación e intelectualidad

Por Andrés López Rivera
Lyon, Francia

En una entrevista publicada el 17 de octubre de 2011 en el diario El País, refiriéndose al carácter “emocional” del movimiento 15-M, el filósofo y sociólogo polaco Zygmunt Bauman sostenía que “la emoción es inestable e inapropiada para configurar nada coherente y duradero”. Siete meses después de la entrevista y un año después del nacimiento del movimiento, se ha podido leer en los titulares del mismo diario: “El 15-M sigue vivo, y con fuerza”.

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Opinión

El neonazi, el islamista y el candidato presidencial

Por Andrés López Rivera
Lyon, Francia

Antes de darle un nombre al “enemigo público número uno”, los franceses ‒profanos y expertos confundidos‒ especulaban sobre la identidad y las motivaciones de éste a partir de un razonamiento que disimulaba una hipótesis más o menos arbitraria: lo que importaba no eran las identidades de las víctimas, sino el grupo social al que pertenecían y que por ende representaban.

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Opinión

Los magnicidas

Por Andrés López Rivera

Sin caer en un binarismo a ultranza, es posible aseverar que, de todos los avatares de la figura histórica del magnicida en Ecuador, resaltan dos diametralmente opuestos. Cronológicamente: primero, el magnicida protagónico, machete en mano, que, agazapado entre las columnas de Carondelet, aguarda el fatídico instante de arremetida. Segundo, el magnicida anónimo, el sin nombre, que se aglutina y enciende la “hoguera bárbara”. El acto magnicida (frustrado o fallido) toma hoy nuevas formas que no son del todo ajenas a las que establecieron como referentes los padres fundadores del magnicidio en el país.

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Opinión

Las elecciones en España o la deriva de la democracia

Por Andrés López Rivera

Independientemente de los (previsibles) resultados de las elecciones generales del pasado domingo (20-N) en España, cabe recalcar que la “expresión democrática” en las urnas es sintomática de la deriva de las democracias occidentales modernas. En efecto, al despojarse de las evidencias, uno cae en seguida en cuenta de que la contienda política del 20-N no oponía el Partido Socialista Obrero Español al Partido Popular, sino más bien la clase dirigente a los indignados.

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