Opinión

Quemando el año

Juan Jacobo Velasco
Mánchester, Reino Unido

Es curioso cuando uno explica a otros, en un idioma distinto, la costumbre de quemar el año viejo, lo que implican los testamentos, las viudas, la pedida de caridad, entre tantos detalles que hacen de la ecuatoriana una celebración única. Mientras se rememoran, los recuerdos se apiñan teniendo como fondo el tono naranja que cobra el horizonte de cada ciudad a la medianoche. La hecatombe es una pira gigantesca que consume no solo a los viejos y a la historia grande o pequeña que los monigotes evocan a nivel nacional o local, sino también a una parte de nosotros mismos, que se hace, literalmente, cenizas.

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