Por Carlos Jijón
Guayaquil, Ecuador
He tratado de entender toda la mañana, desde que me enteré de la llegada a Quito de Baltasar Garzón para asistir a la posesión de los nuevos magistrados de la Corte Nacional de Justicia, el por qué un hombre del prestigio del juez español pueda prestarse a refrendar con su presencia un acto de las características que estamos presenciando. Yo pensé, después de seguir con preocupación el juicio que se sigue en su contra en España, y de constatar que Garzón solo ha estado en el Ecuador un par de días, que iba a excusarse de la veeduría a la que se había comprometido.
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