Opinión

El disparate valioso

Bernardo Tobar
Quito, Ecuador

Se estimula a los hijos a educarse para que consigan un buen trabajo, salvo excepciones. Pocos los alientan, más bien, a formarse con la idea de generar empleo en lugar de conseguirlo. Esta es la tendencia común en América Latina y, según se ve una vez pasada la fiesta de la zona euro, de los países de raigambre latina del Viejo Continente. El sistema educativo ha reflejado este paradigma familiar, premiando a aquellos que han sabido memorizar y repetir las lecciones antes que cuestionarlas. Hay cada vez más escuelas y colegios que intentan imprimir en sus alumnos valores de liderazgo, responsabilidad y espíritu crítico -léase riesgo, libertad, innovación-, pero todavía son mayoría los que se limitan a impartir conocimiento bajo esquemas de disciplina militar, esquemas que, al menos una generación atrás de los recientes bachilleres -la generación que ocupa actualmente puestos directivos-, eran la norma.

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