El disparate valioso

Bernardo Tobar
Quito, Ecuador

Se estimula a los hijos a educarse para que consigan un buen trabajo, salvo excepciones. Pocos los alientan, más bien, a formarse con la idea de generar empleo en lugar de conseguirlo. Esta es la tendencia común en América Latina y, según se ve una vez pasada la fiesta de la zona euro, de los países de raigambre latina del Viejo Continente. El sistema educativo ha reflejado este paradigma familiar, premiando a aquellos que han sabido memorizar y repetir las lecciones antes que cuestionarlas. Hay cada vez más escuelas y colegios que intentan imprimir en sus alumnos valores de liderazgo, responsabilidad y espíritu crítico -léase riesgo, libertad, innovación-, pero todavía son mayoría los que se limitan a impartir conocimiento bajo esquemas de disciplina militar, esquemas que, al menos una generación atrás de los recientes bachilleres -la generación que ocupa actualmente puestos directivos-, eran la norma.

Es un paradigma tan arraigado en nuestra cultura que se transmite por inercia, inconcientemente, amén de venir programado en el ADN, luego de varias generaciones de repetir la receta. Se compite entre muchos por un empleo en lugar de hacerlo, entre pocos, por generar muchos empleos. Hay una inclinación hacia la dependencia antes que al riesgo, a la seguridad y estabilidad laboral antes que al emprendimiento, a seguir caminos trazados antes que a inventarlos al andar. Y no me refiero a la distinción formal entre gerentes y trabajadores en dependencia, concepto que alude a una función y no al espíritu y visión con que se la cumple, porque hay gerentes con alma de esclavos -que suelen ser los más déspotas-, tanto como se encuentra liderazgo en posiciones menos rimbombantes del escalafón. El liderazgo no siempre va aparejado a una función con autoridad formal, y un empleado puede ser todo un emprendedor en el universo de su organización.

Este lastre cultural también explica por qué un trabajo modestamente remunerado pinta, en el imaginario públicamente aceptado, a un abnegado padre de familia, mientras que los emprendedores cuyo éxito y utilidades rebasan la medianía social son olvidados, cuando no denostados, sujetos de gratuita sospecha, castigados fiscalmente. A ese lugar común -que por reiteración sistemática ha terminado convirtiéndose en una verdad política- de que quien más gana más impuestos debe pagar, yo opongo la siguiente premisa, que quienes más contribuyen a la sociedad más sean retribuidos por ella.

Por esto no me convence del todo que le apostemos a la educación, sin beneficio de inventario, como el activo más valioso de la prosperidad, pues si no erradicamos ciertos paradigmas, podríamos lo mismo encaminarnos hacia una Cuba plagada de médicos PhD. El conocimiento es fundamental, ciertamente, pero de poco sirve si no liberamos a sus receptores de los frenos culturales que les inhiben, que les impiden levantarse y volar en todo su potencial, sin más limitación que la resultante de su confianza en sí mismos, con tanto horizonte como el que aparezca en sus sueños más disparatados, pues del disparate y la intuición surgen las nuevas reglas, no de quienes se limitan a seguirlas.

* El texto de Bernardo Tobar ha sido publicado originalmente en HOY.

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3 Comments

    • Maldita teoria de Robin Hood de la revolucion. Quitar al que tiene para darle al que no tiene. Ladrones y mediocres sinverguenzas. Que una propuesta como la del articulo va a ahondar mas la inequidad? Pensamiento absurdo de teorias socialistas del siglo anterior y mal puestas en practica en el siglo XXI por pseudo economistas. Inequidad es que quien mas produce menos reciba retribuciones, inequidad es que un vago en edad laboral no haga mas que mirar television y esperar un bono a la miseria (no miseria economica, sino moral). Inequidad es que quien nada hizo, nada produce, nada es, sea el que se ponga una camiseta verde y se atreva a insultar a quienes producimos, hacemos y somos. Documentales los hay por miles y de miles de autores de lo mas variopintos sr. Cueva. Si usted solo mira los que son hechos por parasitos comunistoides que enseñan a arrebatar a quien logra algo, no es culpa de nadie mas que de ud. Mientras las sociedades avanzadas (donde precisamente hay menos brecha entre clases sociales) hablan y trabajan en tecnificacion, produccion, eficiencia, globalizacion, excelencia, respeto, libertad. En los paises donde se cantan las canciones al Che, seguimos hablando de socialismo, capitalismo, la larga noche neoliberal y demas payasadas que debieron ser enterradas hace mucho tiempo, sumidos en la delincuencia. Pero no lo culpo, quienes aplauden a estos gobiernos revolucionarios son producto precisamente de ese maldito sistema educativo cuyo maximo logro era formar burocratas a cargo del mandamas de turno.

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