Opinión

Maestría en engaño

Eduardo Carmigniani
Guayaquil, Ecuador

Como si los fuegos artificiales no se hubiesen apagado el 1 de enero, el paisito sigue distraído con la cortina de humo del título forjado de Pedro Delgado, más humeante ahora con el añadido de una orden de detención para el maestro del engaño, bandereada como muestra dizque indeleble de desmarque. Y es que al margen de una credibilidad, no por los pisos, sino enterrada por el confesado y descarado fraude académico, colosal error es quedarse marchando en el propio terreno del inútil discurseo sobre el asunto aquel de la forjadura, en el que se está inmovilizando la atención ciudadana pese a que es evidente que tiempo luego, una vez aplacados los ánimos, terminará absuelto, pues más allá de la inocultable inmoralidad, la mentira, de por sí, no se encuentra tipificada en el Código Penal.

[…]