Opinión

Confesiones

Por Carlos Jijón

Voy a tomar el nombre del clásico de San Agustín, “Confesiones”, para narrar una historia que he recordado mientras escuchaba, el miércoles, al asambleísta Mauro Andino argumentar, en el segundo debate sobre la Ley de Comunicación, una idea que había escuchado ya en boca del Canciller Ricardo Patiño durante su reciente intervención en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en Washington: que la principal causa de censura a los periodistas no es provocado por el gobierno sino por los propios dueños de los medios de comunicación “en defensa de sus intereses”. Y yo, que durante treinta años he trabajo en periódicos y canales de televisión, quiero compartir con ustedes una vivencia que ilustra, creo, bastante bien, la situación a la que ambos funcionarios se refieren.

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