Un ausente Ai Weiwei muestra en Taiwán su compromiso político

Taipei,  (EFE).- El artista chino Ai Weiwei, requerido por el Gobierno de Pekín para el diseño del fastuoso estadio de los Juegos Olímpicos de 2008 y actualmente retenido por su disidencia política, muestra su obra en Taiwán con una exposición de contenido político titulada «Ausente».

«Es complicado saber qué quiere expresar», dice una estudiante taiwanesa de secundaria, que visita con sus compañeras y su maestra de Arte la muestra, pero «seguro que tiene algún mensaje político», añade.

Ai (Pekín, 1954), al que la Justicia china conminó el martes a pagar 2,3 millones de dólares (1,7 millones de euros) por una supuesta evasión de impuestos y que él considera una represalia política, es además un activista, al que las autoridades chinas no han logrado acallar, incluso después de su detención durante 81 días meses atrás.

El creador critica la falta de democracia y respeto a los derechos humanos en China, así como varios escándalos de corrupción ligados al desplome de escuelas que causó la muerte a miles de niños en el devastador terremoto de Sichuan de 2008.

Su detención el pasado 3 de abril coincidió con su plan de viajar a Taiwán para preparar la exposición que ahora tiene lugar en el Museo de Bellas Artes y que se titula «Ausente», integrada por 21 obras y que estará abierta durante tres meses.

«Es una persona crítica, pero muy china en su tradición y concepciones», dice el artista taiwanés, Lee Ching-hao, mientras visita su muestra.

A la entrada de la exposición, se muestran las estatuas de bronce de los doce animales del zodiaco chino, y entre las fotos y las instalaciones se puede observar la coexistencia de la tradición y la modernidad.

Pese a que tanto el Gobierno taiwanés pidiese de forma enérgica su liberación y de que los partidos independentistas de la isla hayan lanzado numerosas campañas en favor de Ai Weiwei, el artista conceptual al parecer no apoya sus ideas de independencia.

Una de sus obras muestra un mapa de China en madera que incluye la isla de Taiwán como territorio chino, en línea con la política oficial de Pekín, a pesar de que la isla se escindió en 1949.

Sin embargo, otras obras como la fotografía del gesto provocativo del dedo corazón erguido en una mano en la plaza de Tiananmen y las de la policía china motorizada muestran un visceral inconformismo que hace casi imposible que no choquen con el Gobierno chino.

«Es una persona crítica y creativa, que crea belleza con medios sencillos y que da que pensar», dice una ama de casa isleña al ver la obra del artista chino, en especial sus instalaciones de bicicletas y sus fotografías.

Ai, que tras ser liberado en junio no puede abandonar Pekín ni conceder entrevistas a la prensa, expresó a los medios taiwaneses en conversación telefónica su alegría por el hecho de que su obra pueda verse fuera de la China continental, en especial en Taiwán, donde la gente reflexionará sobre su significado político.

«Las 12.000 bicicletas expresan el cambio social en China y el deseo de libertad», dice una maestra a sus alumnas que observan atentas la exposición.

Ai es una celebridad en el ámbito del arte y ha ocupado el primer lugar en la lista anual de los creadores más influyentes del mundo, según la revista «Art Review» de Londres.

Las autoridades del Museo de Bellas Artes han mantenido un estrecho contacto con Ai sobre su exposición y se espera que su esposa, Lu Qing, viaje a la isla a principios de noviembre para visitarla en nombre del artista. EFE

 

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