Los precandidatos

Por Marlon Puertas

No sé si se han dado cuenta, pero desde hace rato comenzaron a moverse quienes, patrióticamente, quieren heredar el desastre que con tanto esfuerzo y amor está armando Rafael. Allá ellos.

Igual les voy a dar unos consejos, no sé si para que ganen, que no me interesa, pero sí para que hagan menos agobiante verles sus caras y escuchar sus discursos.

A Alberto Acosta le falta urgente unas clases de dicción. Su radicalismo no se entiende, no porque no tenga un norte claro, que no lo tiene, sino porque sus palabras se matan entre ellas en las primeras frases, haciendo inentendible sus sanos propósitos de emprender en serio una revolución de izquierda, que según él, no es a lo que nos está llevando Rafael. Le recomiendo escuchar los discursos de Nebot, seguro que, madurito como está y con un criterio deformado, no se dejará convencer del neoliberalismo pelucón que tanto sueña con volver.

A Gustavo Larrea le aconsejo que se deje crecer la barba. Se lo apreciaría más consecuente, más auténtico. Es imposible dejar en el olvido su sincera congoja el triste día aquel en que los malos de Uribe y Santos liquidaron a Raúl Reyes. De verdad se notaba que llevaba el luto en su alma revolucionaria, junto a su colaborador Chauvín. En el país existe mucha gente que simpatiza con la lucha a las buenas o a las malas y esa gente podría darle su voto. Dudo, en cambio, que atacando a Rafael consiga adherencias, porque entonces salta a la memoria el exitoso capítulo aquel en que consiguió, atropello de por medio, una mayoría de manteles en el viejo Congreso que dio paso a la refundación del país en Montecristi. Tú fuiste, Juan, tú fuiste.

A Fabricio le urge unos cuantos contratitos. Él sabe, porque lo hizo presidente a su ñaño, que las campañas se ganan con plata, venga de donde venga. El estilo sabroso sí gusta, pero si no se difunde, no llega a todos. Una reconciliación con Rafael es necesaria, porque siendo así hasta podrían acusar juntos a Calderón y Zurita y pasar de los $10 millones exigidos por el presi, a $20 millones que servirían para la campaña. Ah, lo más importante: si ya se ponen de a buenas, lo ideal es que Fabricio vaya de vicepresidente de Rafael, ya que Lenin se hartó de la pantomima. Y todos ganan.

Y a Guillermo Lasso, si le pido dosificar su campaña. Abombar la televisión con su cara de banquero bueno, puede resultar contraproducente, en la misma medida que las cadenas de Rafael, de tanto insistir, terminan fastidiando y obligando a cambiar de canal. Además, nuestro padrón electoral se deja llevar bastante por el grito, el insulto, acompañados de bonos generosos y actos demagógicos. Poner atención a esto.

Rafael no necesita consejo, obviamente. Se ha de estar matando de la risa con la competencia que le ha salido, no porque sea mala, sino porque él se cree el mejor, el insuperable. Tan bueno que ni en su propio partido existe alguien que le llegue a los tobillos. Tan excelente que hasta Lenin, a quien el pueblo le concede muchas más simpatías que a él, deja su camino libre para que lo disfrute solito.

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10 Comments

  1. A Guillermo Lasso lo van a vender como «el candidato de los ricos». Esto generará recelos en la clase popular. En cambio a Lucio es más difícil identificarlo con las causas de los ricos (las cuales defiende) porque tiene cara de cholo.

    Ayer vi una caricatura en Diario El Comercio con «pre-candidatos presidenciales», pero no identifico uno de los rostros

  2. Entre Nebot y Lasso, prefiero Nebot aunque su pasado no lo ayuda, pero el de Lasso de baquero y miembro del Opus Dei me da escalofrío pensar que tenga opción de ser presidente, detrás de esa cara de buenito está la prelatura del demonio…..Dios no lo permitirá

  3. LO CIERTO ES QUE EL DICTADOR QUIERE IMPONER SU ESTUPIDA TEORÍA DEL SOCIALISMO SECUNDADO POR ESBIRROS, MIENTRAS QUE LOS MEDIOS INDEPENDIENTES MUESTRAN UNA REALIDAD DE LO QUE OCURRE EN EL PAÍS…Y ESO NO LE GUSTA A LA ROBOLUCIÓN…

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