El vuelo del cóndor

Por Martín Santiváñez
Lima, Perú

Al reaparecer después de su delicada operación, el presidente Hugo Chávez sostiene que va levantando vuelo, poco a poco, «como el cóndor» y que pronto estará de regreso dispuesto a liquidar a sus enemigos.

Lo cierto es que la estrategia del Gobierno bolivariano revolucionario está centrada en presentar la batalla contra el cáncer como una nueva victoria de un comandante «invicto».

Hugo Chávez ha construido su liderazgo político en base al mesianismo clásico y a su identificación (casi unión hipostática) con la figura histórica de Bolívar. En su discurso, la derrota no tiene cabida y todo es una huída hacia adelante.

Este mesianismo político —redentorismo lo llama el último Krauze— es incompatible con el fortalecimiento de las instituciones democráticas en Latinoamérica. Que todo el tinglado estatal dependa del liderazgo individual de una persona influye directamente en la calidad de la democracia y en la viabilidad de un proyecto político a largo plazo.

La cultura política latina está caracterizada por el caudillismo y aunque la Carta Democrática Interamericana del 11 de septiembre de 2001 privilegia un modelo corporativo de respeto a los derechos humanos, hace falta mucho más que la ingeniería legal para eliminar una tradición cultural profundamente arraigada en nuestro imaginario colectivo.

De cierta forma, el auténtico vuelo del cóndor no depende de la recuperación de un césar pretoriano que aspira a perpetuarse en el poder. Latinoamérica sólo emprenderá un viaje sostenido hacia el desarrollo cuando se decida a luchar con esa cultura caudillista, es decir, si genera los incentivos adecuados que frenen el voluntarismo personal de cierta clase dirigente.

Nos encontramos ante una coyuntura favorable para eliminar a los «gendarmes necesarios» de la política latina, en un momento de expansión económica en el que, además, un sector de la izquierda ha optado por la construcción de partidos políticos como vehículos de transformación social.

Crear instituciones y fortalecer las existentes es el único camino para consolidar sociedades abiertas. Si, por el contrario, volvemos a rendirnos ante el viejo cesarismo de tintes mesiánicos, reincidiremos en la psicología del gallinazo, la que alimenta los discursos mesiánicos del presidente Chávez.

Ante el mesianismo chavista, el Libertador, tan invocado por el régimen, diría algo como lo que sostuvo ante el Congreso Constituyente de Bolivia: ¿Dónde está la república, dónde la ciudad que yo he fundado?

* Martín Santiváñez es periodista peruano. Su texto ha sido publicado originalmente en El Mundo, de España.

Más relacionadas

1 Comment

  1. El vuelo del cóndor; y también hemos visto volar a muchas «golondrinas» que pretenden dar gusto y enriquecer a ese caprichoso y vil pajarraco de mal agüero. 

Los comentarios están cerrados.