El partido de Marine Le Pen, llama a abstenerse en la segunda vuelta

Marine Le Pen tiene la llave del segundo turno de las presidenciales en Francia pero no está dispuesta a entregársela ni a François Hollande, el gran favorito, ni a Nicolas Sarkozy, reporta el diario El País. La líder del xenófobo Frente Nacional sueña con las legislativas del 10 y el 17 de junio como el momento de hacer “explotar el sistema”, batiendo en las urnas al partido de Sakozy, el presidente saliente, para convertirse así en la jefa de la oposición a Hollande. Tras sacar el domingo su mejor resultado de la historia en una primera vuelta con el 17,9% de los votos, el vicepresidente de FN, Louis Aliot, portavoz y compañero de Le Pen, ha afirmado hoy que es “muy improbable” que den una consigna de voto a sus electores para la segunda vuelta porque, ha dicho, “ni Hollande ni Sarkozy defienden nuestras ideas”.

La ultraderechista Marine Le Pen ha lanzado hacia adelante al Frente Nacional (FN) al lograr imponerse con contundencia en la lucha por la tercera plaza, alcanzando su máximo histórico. Supera el récord marcado por su padre, Jean-Marie Le Pen en 2002, cuando pasó a la segunda vuelta con el 16,7%.

“Los franceses se han invitado esta noche, contra todo pronóstico, a sentarse en la mesa de las élites”, clamó Marine Le Pen en la tribuna de París ante la que se habían reunido sus militantes. Entre gritos de alegría, aseguró: “La primera vuelta no es un fin en sí misma”. La candidata del FN no dio una consigna de voto, pero puede plantearla el 1 de mayo, en el tradicional homenaje que su partido hace a Juana de Arco. Pensando en las legislativas de junio, y ante la previsible caída de Nicolas Sarkozy, Le Pen presenta al FN “como la única oposición a la izquierda ultraliberal y libertaria”. “Todo es posible ahora (…) millones de franceses esta noche han entrado al fin en la resistencia [política]. Esto solo es el principio”, exhortó a sus seguidores.

El histórico resultado logrado por Marine Le Pen, de 43 años, marca el regreso a la primera plana de la política francesa de la extrema derecha, después de derrumbarse al 10% en los comicios de 2007 —su nivel más bajo desde los años ochenta—, debido en parte al éxito de Sarkozy a la hora de atraer al electorado del FN. La apuesta de Marine Le Pen, que tomó las riendas del FN hace algo más de un año, por modernizar la imagen del partido parece haber surtido efecto. Supera el nivel récord que alcanzó su padre en 2002, cuando dio la sorpresa y pasó con el 16,7% a la segunda vuelta, dejando fuera de juego al socialista Lionel Jospin. Le Pen encara así las legislativas de junio en una posición de fuerza.

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