Todos los hombres del rey

Por Xavier Vizcaíno
Quito, Ecuador

Muy equivocado estaría quien creyera que los líderes populistas y corruptos son privilegio de América Latina, del África o de la esquina sureste del Asia. O que los demagogos ególatras son únicamente esos personajes de opereta, graciosos y grotescos que gustan lucir ropas llamativas diseñadas para ellos (o por ellos), y que hacen de sus comidas un asunto de Estado.

No, los países petrobananeros no tienen el monopolio de sufrir la azotaina del populismo y la corrupción.

Entre 1928 y 1935 la figura del Demócrata Huey Long dominó la escena política del estado de Louisiana. Fue gobernador de este Estado, uno de los más pobres de la Unión, entre 1928 y 1932. Luego asumió el cargo de Senador de los Estados Unidos hasta el 10 de septiembre de 1935, cuando cayó víctima de un “loco” que le disparó a pesar de la multitud de guardaespaldas que siempre acompañaban al político sureño. Murió a los 42 años de edad, mientras planeaba su candidatura para la presidencia de los Estados Unidos.

Su principal legado fue la construcción de infraestructura vial. En 4 años, Luisiana paso de 330 a 2.300 millas de carreteras asfaltadas, más 2.800 millas de caminos de grava. Creó un programa de textos escolares gratuitos que se distribuían a los escolares del Estado. Construyó puentes, aeropuertos y edificios públicos. También construyó una clientela populista y un sistema de abuso del poder y corrupción sin precedentes en su estado. Colocó a sus parientes más cercanos y gente de confianza en altos cargos. Su estrategia para conservar el poder incluía métodos como la compra de votos en el Senado estatal, las promesas y las amenazas.

En 1929, se enfrentó a un proceso de impeachment (destitución) en el Senado, pero logró que un tercio de la cámara firmara un documento en el que se comprometían a votar en contra de la destitución, sin importar que evidencias en su contra se presentaran. Los cargos fueron gravísimos y las evidencias abrumadoras. Sin embargo, se requerían los votos de dos terceras partes del Senado para concretar el impeachment. Long salvó su puesto. Quienes firmaron el documento fueron premiados más tarde con empleos estatales, dinero en efectivo u otros obsequios.

A continuación, inició una campaña agresiva de castigo a sus opositores. Empezó por destituir sistemáticamente a los familiares de sus detractores que tuvieran un empleo público. Creó un sistema que le permitía escoger a él mismo todos los empleados estatales. Trató de imponer, por todos los medios a su alcance, un impuesto para los periódicos que escribían lo que el consideraba materiales calumniosos. “Antes pedía las cosas por favor” decía. “Ahora, dinamito a los opositores para que salgan de mi camino”.

La huella que Long dejó en la política de Luisiana duró por mucho tiempo más allá de su violenta muerte. La literatura recogió sus éxitos y fechorías en varias obras, la más destacada de ellas es, sin duda, Todos los hombres del rey, de Robert Penn Warren, ganadora del premio Pulitzer y adaptada al cine en dos ocasiones.

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8 Comments

  1. Para que vayan viendo, en todas partes se cuecen habas, no hubiera pensado que el infortunio de nuestros pequeños países haya podido extenderse hasta los Estados Unidos, bueno a uno de sus estados.

    Un dato interesante de tan soberbia columna, este populismo yanqui surgió en Loussiana, tal como apunta Xavier, uno de los estados mas pobres. No quiero aventurar fórmulas, lejos de mi tal cosa, pero me pregunto, ¿será a caso la pobreza de los estados?, sin importar la causa, ¿el germen del populismo «bienechor»? ¿Hay acaso una conexión entre la pobreza y la demagogia populista? Interesante tema para una investigación imparcial, FLACSO abstenerse, o talvez para una tesis de PhD ahora que el «benefactor» ha impuesto tal condición para los profesores universitarios.

    Eso sí, las acciones y reacciones del populista yanqui no tienen nada, pero nada, que envidiar a sus pares tercermundistas, para nada. Pero, Obama no le va a zaga, tiene unos tintes populistas que realmente asustan.

    ¿Alguien sabe donde puedo conseguir el libro?, me interesa leerlo.

  2. Para que vayan viendo, en todas partes se cuecen habas, no hubiera pensado que el infortunio de nuestros pequeños países haya podido extenderse hasta los Estados Unidos, bueno a uno de sus estados.

    Un dato interesante de tan soberbia columna, este populismo yanqui surgió en Loussiana, tal como apunta Xavier, uno de los estados mas pobres. No quiero aventurar fórmulas, lejos de mi tal cosa, pero me pregunto, ¿será a caso la pobreza de los estados?, sin importar la causa, ¿el germen del populismo «bienechor»? ¿Hay acaso una conexión entre la pobreza y la demagogia populista? Interesante tema para una investigación imparcial, FLACSO abstenerse, o talvez para una tesis de PhD ahora que el «benefactor» ha impuesto tal condición para los profesores universitarios.

    Eso sí, las acciones y reacciones del populista yanqui no tienen nada, pero nada, que envidiar a sus pares tercermundistas, para nada. Pero, Obama no le va a zaga, tiene unos tintes populistas que realmente asustan.

    ¿Alguien sabe donde puedo conseguir el libro?, me interesa leerlo.

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