Los intocables

Por Xavier Vizcaíno
Quito, Ecuador

La corrupción ocurre en todas partes, en todos los tiempos, bajo todo signo político. Ni la honestidad ni la corrupción tienen marca registrada. No son propiedad de ningún partido, tendencia, forma de producción, credo religioso, raza, nacionalidad, cultura o lengua. La corrupción es tan connatural a la condición humana como lo son la envidia, la ambición, la codicia o la bondad. Simplemente está, es pasajera permanente de la civilización, como las ratas que se trepan a los buques por las cuerdas de anclaje.

A la luz de lo anterior, el tratamiento serio de la corrupción demanda un acercamiento similar al que darían los epidemiólogos a una peste, o los salubristas a una plaga. Es necesario desligarse emocionalmente de ella para poder trabajar en su contra. La labor anticorrupción es primordialmente una tarea intelectual. Cosa distinta es la divulgación y concienciación del fenómeno, en la cual son aceptables las técnicas comunicacionales que apelen a lo emotivo; pero con límites. No se debe – por antiético – utilizar el atajo de asociar la corrupción a priori a una tendencia política, agrupación social, actividad económica o cualquier rasgo, electivo o no, del carácter de las personas. Así pues, empecemos por reconocer que la corrupción está presente y la necesidad de combatirla como fenómeno no implica elección sectorial de ningún tipo.

Existen circunstancias más propicias que otras para la corrupción. La ecuación es bastante simple, y se basa en la teoría de juegos: Aparece y permanece cuando el premio es mayor. En este caso, el premio o retribución a la corrupción puede considerarse de carácter positivo (ganancia económica o de poder e influencia) o negativo (escarnio público, pérdidas patrimoniales, sanciones penales). Cuando los agentes, llamemos así a quienes pueden tomar la decisión de actuar o no en determinada forma, deciden corromperse, lo hacen bajo una lógica de costo vs. beneficio esperado. Si la probabilidad y severidad del costo de corromperse (por ejemplo una multa, cárcel o vergüenza pública) es percibida por el agente como muy inferior a la posible recompensa que recibirá por acto de corrupción, el riesgo de que dicho agente se corrompa crecerá enormemente. Lo mismo ocurre en sentido inverso: si la expectativa de sanción supera con creces al beneficio esperado, entonces es menos probable que el hecho ocurra.

Este análisis costo beneficio puede modularse con otros factores externos, por ejemplo, los valores y preceptos morales que pueden provenir de fuentes distintas: grupo familiar, social, religioso, etc. Pero, a final de cuentas, son factores que no son posibles modular en el corto y mediano plazo. Valga el ejemplo: frente a un brote de dengue, se debe fumigar, higienizar y tomar medidas preventivas directas en los lugares de alto riesgo: las medidas de largo plazo corresponderían a mejorar la infraestructura urbana y sanitaria para alejar a los pobladores del vector de la enfermedad.

Por estas razones, resulta absurdo asumir que el simple cambio de grupo político en el poder podría traer como consecuencia la desaparición o al menos la atenuación de la corrupción como fenómeno. En el mismo ambiente, con los mismos beneficios y los mismos riesgos, la ocurrencia de los hechos de corrupción será similar. Si además se altera alguno de los factores que inciden en la expectativa de sanción, las consecuencias son previsibles.

A lo largo de la historia se puede hallar unos fenómenos muy interesantes, a los que podríamos llamar “decadencia”, que resultan de la combinación de factores que facilitan la aparición y concentración de comportamientos corruptos.

Esta mezcla de circunstancias permiten que un grupo o individuo perciba que la posibilidad de castigo es extremadamente remota, y se convierte en una especie de “intocable”. Los intocables tienen una sensación de impunidad enorme, que se transmite a los demás miembros de la sociedad. A través de diferentes mecanismos, siempre relacionados con el poder, el intocable se aleja de la probabilidad de ser sancionado. El escarnio social no les incumbe. Se sienten protegidos por el poder político, económico, propagandístico, o la fuerza pública. La ley no se atreve con ellos. Cuando estas circunstancias se vuelven inmanejables, confluyen en crisis que provocan verdaderos colapsos sociales.

Existen ejemplos recientes: El derrumbe de la economía de los EEUU a finales de la década pasada, originada por los créditos inmobiliarios otorgados sin colaterales y la consecuente inundación de los mercados mundiales con bonos-basura, fueron consecuencia directa de una crisis ética de entes financieros y bancas de inversión que se sintieron intocables: “too big to fall”. Hasta que cayeron.

O la crisis bancaria de 1999 en Ecuador, cuando muchos bancos y financieras crearon empresas de papel administradas por los conserjes de los bancos, para hacerse préstamos vinculados que provocaron el colapso de toda la economía del país, moneda incluida. Los banqueros se sentían protegidos por el poder político, al extremo que ante la quiebra del Banco del Progreso, el personaje más poderoso del país le brindó un homenaje en las calles de Guayaquil.

El primer compromiso político para la lucha contra la corrupción consiste, justamente, en no alentar impunidades reales o aparentes. Crear intocables, elegidos, ungidos, tiene como efecto directo el establecimiento de un campo de cultivo ideal para la corrupción. El abrazo fraterno del poder que maneja la justicia, la policía y la propaganda, crea un aura de impunidad. Si aún así las sospechas, acusaciones y pruebas permean esa membrana protectora, el costo político es altísimo para quién brindó la imprudente protección. Esa es una buena razón para mantener a los amigos y familiares cercanos muy lejos de los círculos de poder.

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9 Comments

  1. Hay que poner las cosas claras, la corrupcion en este pais no ha empezado hoy, pero nunca, repito, nunca ha sido de forma tan cinica y con montos tan elevados, si mal no recuerdo, con Lucio reventamos de coraje por un prestamo que le hicieron a una pariente por $260.000, en este gobierno empezamos hablando de CINCUENTA MILLONES de DOLARES en el caso de los pativideos, pasamos a los SEISCIENTOS MILLONES de dolares en contratos para fabricio correa, tal es asi que cuando nos enteramos que le dieron un prestamo privilegiado a la familia de betty carrisho por UN MILLON de dolares, nos parecia cualquier cosa, pero de ahi en adelante los montos de perjuicio al estado van sobre «inversiones» de MILES de MILLONES de dolares, en el caso de Marun fueron $3.500 MILLONES de dolares que los manejaron a su antojo a traves de la tramposa figura de las emergencias (antes nor robaban bajo la figura de los fondos reservados, hoy lo hacen bajo la novisima declaratoria de emergencias). Ratifico, ante esa realidad las corruptelas de Lucio parecen juegos de infantes de jardin comparadas con el saqueo al que esta sometiendo este gobierno al Ecuador.

    Otro punto importante que hay que sobresaltar es que los corruptos ahora son HOMENAJEADOS, los juicios politicos son nulos, la fiscalizacion es inexistente, es decir, estamos a merced de un estado corrupto al que unas fuerzas armadas permisivas dejan hacer y dejan pasar, quien va a castigar a los corruptos si los corruptosson JUEZ y PARTE?!, eso debe hacernos reflexionar sobre el concepto de Democracia, acaso ganar elecciones les ha dado a estos avivatos el derecho de ROBAR con IMPUNIDAD ABSOLUTA?, no, no es asi, las elecciones son una parte inportante del proceso democratico de un pais, pero son solo el punto inicial, el verdadero nucleo de la Democracia es el cumplimiento de la ley y las obligaciones de quienes fueron electos, elegimos Presidente, NO ELEGIMOS REY, si un solo sujeto es capaz de controlar todos los poderes del estado y lo utiliza para amparar a sus familiares cuando estos cometen actos delincuenciales YA NO estamos hablando de Democracia.

    Este gobierno, es el gobierno mas corrupto de la historia republicana del Ecuador, la corrupcion es una de sus mas fuertes cualidades, saben como robar, saben como reirse de nuestras denuncias y saben como mantenerse en el poder comprando las conciencias de quienes estan llamados a hacer respetar los derechos y la voluntad del pueblo.

    Claro que, la propaganda mentirosa nos dice que tenemos un «gobierno de manos limpias» (mentira y que mas) y por ahi un endeble moral escirbe una carta diciendo que el «pilar fundamental de la revolucion es la honestidad» JA!

    El que no quiera ver…

  2. Leer a Xavier realmente a uno de deja con la boca abierta por lo conciso y claro de sus artículos, un lujo para la mente realmente.

    El punto central, coincido con Fernando, es que la corrupción es un mal endémico de este país, unos mas otros menos, han sido corruptos, han fomentado la corrupción o, en otros casos, se han hecho ciegos a ella. A ello ha contribuído no solamente la obesidad del estado, la falta de apertura para la competitividad, el proteccionismo a la «producción nacional» y sobre todo el mercantilismo que ha campeado durante toda nuestra vida republicana, y campeaba anteriormente, por supuesto.

    La diferencia de este gobierno con los anteriores es que este se autocalificó de «manos limpias», supuestamente no iban a permitir corrupción, iban a combatirla, desnudarían la corrupción anterior, pero nada, no digo que han sido igual, han sido peores.

    Nadie olvida los contratos de Febres Cordero, ¿acaso lo de VIALMESA, el «dueño del circo» Carrión (una de las estructuras contratadas se cayó hace muy poco), los «comecheques» son menos?, no podemos dejar de lado el nepotismo en el gobierno de Lucio donde la familia Villa tuvo preponderancia, pero ¿y los Alvarado? dos hermanos están en altos mandos del gobierno, su madre en embajadora en Costa Rica, se ha denunciado que el ministro de deportes, un simple bachiller, tiene a su familia política en negocios en el ministerio, nadie olvida el primer millón, ni la fiesta, de Dalito, ¿y el préstamo incobrable a Duzac?, la corrupción de gobernaciones y comisarías siempre ha sido boyante, ¿y el gobernador Cuero y sus comisarios? y que conste que ese asunto nos enteramos por casualidad deben haber muchos mas, por un desliz de abuso de poder, al estilo de «yo soy tu jefe, que te has creído», las denuncias de cobros de diezmos en la Superintendencia de Compañías por parte del ahora emajador en Panamá, sin olvidar la «piece de résistence», el tráfico de cocaína en una valija diplomática, ¿necesitamos los ecuatorianos algo mas oprobioso que eso? De todos estos casos, y de otros 8.000 mas denunciados en la Contraloría, una justicia manipulada y controlada por quien controla todos los poderes no ha hecho nada, aparte de Cuero y su combo nadie está siendo encauzado en firme, hasta dudo que siga ese juicio, aparte de que este gobierno tiene como colaboradores cercanos a delincuentes confesos, léase miembros de AVC.

    Nada se ha hecho por frenar la corrupción que no sea el buscar culpables donde no los hay, los medios «corrugtos», los opositores políticos, la partidocracia o, con un descaro y un cinismo que no tiene parangón en la historia republicana, organizar homenajes de desagravio y solidaridad con los corruptos.

    Nada ha cambiado, mas bien todo ha empeorado, fortunas han aparecido de la noche a la mañana, como dice el ñaño, «antes vivían modestamente, con autos no muy nuevos, ahora han cambiado, de casa, de carro, hasta de mujer, ahora tienen «casotototas», «carrotototes», «hembrotototas» bien «tuneadas»» el panorama del Ecuador ha empeorado, hasta en los indicadores mundiales de corrupción hemos descendido, cosa a la que Hólger quita importancia.

    La olla de grillos ha sido destapada, pero,ya le pondrán la tapa nuevamente y aquí no ha pasado nada, una pena por nuestro país, las manos limpias han quedado en manos sucias y uñas largas, larguísimas.

  3. Felicitaciones Xavier. Brillante y objetivo este artículo. Todos estamos de acuerdo que la corrupción ha habido, hay y habrá en todo partido político, aunque no es justificable bajo ningún punto de vista. En el gobierno actual cabe resaltar dos diferencias monumentales.

    La primera es el engaño o demagogia al que echaron mano para conseguir el voto del pueblo, prometiendo combatir la corrupción con el lema de las manos limpias. Eso no se ha cumplido, porque a la menor denuncia, en este caso de la prensa, ponen en marcha los infalibles tres pasos: amedentrar, descalificar y perseguir al periodista que ose informar.

    La segunda es el encubrimiento o complicidad, porque aunque lo sepan no lo sacan a la luz, o en las sabatinas insisten en dar menos importancia de la que tiene el ilícito. Pruebas al canto: he leído que se llenan la boca con el caso Duzac Cofiec diciendo que ya se había puesto la denuncia meses atrás, sin embargo, destituyeron a la persona que hizo esta denuncia y a la jueza que dio el trámite pertinente.

    ¿Manos limpias? ¿Combatir la corrupción?… Já… ¡Puras mentiras!!!

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