Mujica confiesa que estuvo internado en un psiquiátrico

El presidente de Uruguay, el exguerrillero de 77 años José Mujica, confesó este miércoles haber sido internado durante la dictadura (1973-1985) en un psiquiátrico porque se «figuraba voces», un problema del que se curó gracias a «leer y escribir ciencia».

Mujica reveló esos datos hasta ahora poco conocidos de su historia personal durante la celebración del centenario de la Colonia Psiquiátrica Etchepare, ubicada a 70 kilómetros al oeste de Montevideo, en el departamento de San José.

«Problemas de psiquiatría no están todos acá, también los tenemos afuera», dijo.

«A los que figuran como enfermos, ¿saben una cosa? enfermos estamos todos», añadió en medio de las risas del auditorio.

El gobernante explicó que «hace unos años» se vio sorprendido por una «persecuta (manía persecutoria) infernal» por la cual se «figuraba voces».

«Me metieron en un hospital y en ese hospital me vino a atender una señora que me recomendaba un puñado de pastillas; y yo la miraba, esa pobre señora estaba peor que yo» narró.

Según Mujica, las pastillas no le sirvieron «para un carajo» y «las tiraba todas», pero lo que sí le sirvió para superar la enfermedad fue que la enfermera le autorizó «a escribir y a leer ciencia» porque tenía «una cabeza» que se le «volaba».

«Y salí de la ‘persecuta’ que tenía encima, seguí viviendo y como la vida es poesía, aquí estoy, como para contar la anécdota», destacó.

«A estas alturas no puedo decir en estas cuestiones de la azotea (la cabeza) quién está sano y quién está totalmente enfermo», concluyó.

El jefe de Estado uruguayo, del izquierdista Frente Amplio, es conocido por su afición a salirse del protocolo establecido y por utilizar un lenguaje coloquial en actos oficiales y ante la prensa.

Cuando llegó al poder en marzo de 2010 hizo que la granja en la que vive desde hace años con su mujer, la senadora Lucía Topolansky, donde ambos cultivan flores y hortalizas, fuera transformada en la residencia oficial.

Eso, unido a su patrimonio, compuesto por dos viejos automóviles y menos de 200.000 dólares, le han valido el apodo del «presidente pobre».

Su pasado está marcado por su pertenencia a la guerrilla tupamara, que en la décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado cometió atentados, secuestros y asesinatos influenciada por la Revolución Cubana y que fue duramente reprimida por las fuerzas del orden, especialmente durante la dictadura militar.

Mujica pasó un total de catorce años en prisión repartidos en varias etapas y en algunas fases estuvo recluido en el fondo de un pozo.

El pasado mayo el presidente relató a la prensa que en aquella etapa descubrió que «las hormigas gritan».

«Cuando vaya a su jardín agarre una hormiga y la pone acá (dijo señalándose el oído): la va a sentir gritar, pero hay que tener oído».

Con la reinstauración de la democracia en Uruguay en 1985 Mujica se incorporó a la vida democrática y, tras ser elegido diputado y senador y haber ejercido de Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, ganó las elecciones de 2009 y accedió a la presidencia para un mandato que concluirá en 2015. EFE

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