El papa se reúne con cardenales para reformar la Iglesia católica

CIUDAD DEL VATICANO (AP) — El papa Francisco inauguró este martes una reunión trascendental para reformar la Iglesia católica aduciendo que desea una institución misionera con espíritu moderno que ofrezca esperanza a los pobres, los jóvenes y los enfermos tal como lo hizo San Francisco.

El pontífice convocó a su gabinete paralelo de ocho cardenales de distintas partes del mundo para tres días de discusiones con miras a reestructurar la burocracia del Vaticano e instrumentar otras reformas. La medida cumple con un mandato de los cardenales que lo eligieron papa de que involucrase a los líderes de las iglesias locales en la toma de decisiones sobre la Iglesia universal.

El mismo día del comienzo de la reunión, el periódico romano La Repubblica publicó una larga entrevista con Francisco, la segunda en dos semanas. Para alguien que ha confesado aversión a las entrevistas, Francisco se ha mostrado notablemente accesible a responder preguntas sobre su fe y su visión de la Iglesia.

En la entrevista, Francisco denunció la naturaleza «vaticanocéntrica» de la administración de la Santa Sede y admitió que en el pasado, otros pontífices se han deleitado con la pompa del Vaticano y sus «cortesanos».

El papa explicó además su afinidad con San Francisco, cuya tumba visitará el viernes durante una gira por Asís, la ciudad donde el santo predicó su evangelio de pobreza y solidaridad con los necesitados.

Francisco manifestó su anhelo de una Iglesia misionera como la que predicaba San Francisco: «Debemos dar esperanzas a los jóvenes, ayudar a los ancianos y abrirnos al futuro para propagar el amor».

Agregó que el Concilio Vaticano Segundo, la serie de reuniones de 1962-65 que modernizaron la Iglesia católica, prometieron esa apertura a los fieles de otras religiones y a los no creyentes, pero que desde entonces no ha habido progresos.

«Tengo la humildad y la ambición de hacerlo», sentenció.

Aunque no se dio a conocer el temario de las reuniones, se sabe que ventilarán la reforma de la burocracia del Vaticano, una administración anticuada que se considera ineficiente.

El escándalo por la revelación de documentos papales el año pasado puso de manifiesto las luchas intestinas y jurisdiccionales y movió a los cardenales que eligieron a Francisco a reclamar una amplia reforma.

Más allá del escándalo, los dignatarios eclesiásticos locales se han quejado de que los tribunales de la Santa Sede tardan años en procesar solicitudes de anulaciones y que las oficinas del Vaticano no cumplen con su cometido.

El mismo Francisco no ha ocultado sus críticas: este fin de semana dijo a la policía del Vaticano que su tarea era impedir que el «diablo» encendiera guerras internas haciendo que los empleados de la Santa Sede propagaran chismes.

«Es una guerra que no se libra con armas sino con la lengua», afirmó.

La burocracia del Vaticano está organizada según el documento de 1988 «Pastor Bonus», que establece las tareas y jurisdicciones de congregaciones, consejos, tribunales y otras oficinas. El cardenal hondureño Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, que encabeza la comisión asesora del papa, dijo que la reforma planeada no se limitará a instrumentar cambios a uno que otro documento.

«No, eso es cosa del pasado», dijo al canal católico Sal y Luz. «Ahora es algo diferente. Debemos escribir algo diferente. Pero no va a tomar uno o dos meses».

Por cierto, no se anticipan decisiones esta semana, y el papa ha advertido que las reformas tomarán tiempo.

De todos modos, se está llevando a cabo otra reforma.

El martes el banco del Vaticano, plagado de escándalos, emitió por primera vez un informe anual, en un nuevo paso para demostrar mayor transparencia. El Instituto de Obras Religiosas reportó una ganancia de 86,6 millones de euros (116,95 millones de dólares) en 2012, cuadruplicando la cifra del 2011.

Francisco designó una comisión investigadora para revisar la estructura legal y actividades del banco, una de muchas medidas que ha tomado para enderezar las finanzas de la Santa Sede.

Esa determinación contrasta con su indecisión momentánea en cuanto fue elegido papa, cuando se sintió «invadido por la ansiedad». En la entrevista con Repubblica, Francisco dijo que, después de la conmoción que le causó el anuncio, se excusó por un momento de regresar a la Capilla Sixtina, cerró los ojos en un pequeño cuarto lateral y trató de relajarse.

«En determinado momento me invadió una luz intensa; duró un instante pero me pareció muy largo», dijo. «Después desapareció y me levanté».

Enseguida regresó al cuarto donde había firmado el documento en que aceptaba el cargo y se encaminó al balcón frente a la plaza de San Pedro para ser presentado al mundo.

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