Estrenan «Stalingrado», la primera cinta no estadounidense en IMAX 3D

Moscú, 2 oct (EFE).- La primera película no estadounidense rodada en formato IMAX 3D, «Stalingrado», fue estrenada hoy en Moscú por el director ruso Fiódor Bondarchuk, que ha dado una nueva vuelta de tuerca a las innovaciones tecnológicas introducidas por «Saving Private Ryan» de Steven Spielberg.

«Todos sabían que estaban participando en la batalla más sangrienta de toda la historia de la humanidad», señala al comienzo de la película el narrador, el propio Bondarchuk, el cineasta ruso más taquillero de la última década.

Contra la opinión de los productores, Bondarchuk insistió en rodar la película sobre la «batalla más grande jamás contada» en 3D, de forma que el espectador sintiera el horror de los soldados soviéticos, carne de cañón del lema estalinista: «Ni un paso atrás».

El resultado es un grandioso espectáculo bélico que puede ser apreciado por espectadores de todas las edades y países, ya que la cinta no cae en ningún momento en el patriotismo barato o en la propaganda ideológica heredada de la Unión Soviética.

A imagen y semejanza de los primeros 20 minutos del desembarco de la película de Spielberg, «Stalingrado» contiene algunas imágenes sobrecogedoras como el avance de los soldados soviéticos en llamas contra las trincheras nazis.

O las escenas rodadas en cámara lenta de las luchas cuerpo a cuerpo entre soviéticos y alemanes, donde las armas de fuego dejan paso a las bayonetas y a los puñales, que provocan el chirriar de dientes entre los asistentes.

«Stalingrado cambió el rumbo de la guerra y de toda la Humanidad. La esperanza de vida de un soldado era de un día», señaló a Efe Yanina Studílina, actriz que se enamora en la cinta de un oficial alemán.

Con todo, tanto Bondarchuk como los productores aseguran que la tecnología permitió provocar en el espectador el «efecto presencial» y reducir la distancia entre la pantalla y la butaca hasta hacerla imperceptible, pero no sustituyó a los clásicos decorados.

Los productores de la cinta reconstruyeron durante varios meses el Stalingrado de 1942, en particular su célebre plaza roja, en una antigua fábrica de vodka no lejos de San Petersburgo, decorado que es ahora muy visitado por los turistas.

El argumento bebe de los innumerables episodios y leyendas que rodean la batalla, como las vividas en edificios como la Casa Pávlov, el nombre del sargento que recibió la orden de defender un edificio de cuatro plantas situado en la plaza Lenin y resistió heroicamente con su batallón durante dos meses el asedio alemán.

«La casa como símbolo del terruño, la patria, religión, Dios», dijo Bondarchuk, quien niega que haya colocado al mismo nivel moral a vencedores y vencidos.

Y es que el director, que contó con la ayuda de los especialistas que trabajaron en «Hobbit» ha cedido gran parte del protagonismo a los alemanes, en particular a un oficial alemán, interpretado por Thomas Kretschmann.

«Creo que a los alemanes les gustará mucho esta película. Nunca participaría en una película que glorificara la guerra. No hay gloria en la guerra. La guerra es sufrimiento y muerte. Debemos ser mejores que eso», declaró a Efe el actor alemán residente en EEUU.

Kretschmann, que ya participó en la versión alemana de «Stalingrado» (1993), se enamora de una joven rusa, magníficamente interpretada por Studílina.

«El hecho de que exista una historia de amor entre un oficial alemán y una joven rusa ha sido recibida de manera muy crítica, sino agresiva por parte de los jóvenes. En cambio, los veteranos reaccionaron muy positivamente», reconoce Bondarchuk.

Según avanza la película, que tiene 30 millones de dólares (22,1 millones de euros) de presupuesto y una banda sonora a cargo de Angelo Badalamenti, colaborador habitual de David Lynch, la guerra deja paso a un viaje emocional en el que el amor asume todo el protagonismo y acalla los cañones.

«El amor es más fuerte que la guerra. Al corazón no se le puede guiar. La cabeza te dice que no, pero los sentimientos dicen lo contrario. Cuando te enamoras, lo último que piensas es el origen de esa persona, aunque sea un enemigo», señaló a Efe Studílina.

La joven actriz asegura que «Stalingrado» no es una película política, ya que en ella se muestra la verdad de los dos bandos y «es una de las pocas películas» en la que los alemanes son descritos como personas y no como bárbaros sin escrúpulos.

Los familiares de algunos de los protagonistas tomaron parte en Stalingrado, como es el caso de Piotr Fiódorov, quien se enamora de la joven que vivía originalmente en la casa que debían defender.

«Mi bisabuelo se enroló como voluntario en 1942 y murió en Stalingrado en la misma orilla de la que nosotros hablamos en la película», señala.

Kretschmann, que critica a los estadounidenses por creer que fueron ellos los que cambiaron el rumbo de la guerra, considera que fue «el corazón y el alma rusa» el que hizo que los defensores de Stalingrado derrotaran a las todopoderosas tropas de Hitler. EFE

* Trailer de Stalingrado

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