Por el conflicto cocalero, Evo militariza la frontera con Perú

El presidente Evo Morales sostiene una hoja de coca al encabezar una multitudinaria manifestación de campesinos cocaleros en Cochabamba, Bolivia, el lunes 14 de enero de 2013. Los bolivianos celebraron el reingreso de Bolivia a la convención sobre estupefacientes de la ONU, que no penaliza el masticado de coca en el país. (AP Photo/Juan Karita)

La Paz, 22 oct (EFE).- El presidente de Bolivia, Evo Morales, lamentó hoy las cuatro muertes registradas en la zona cocalera de Apolo, en el norte de La Paz, y anunció que aumentará la presencia de militares en las fronteras ante la supuesta participación de extranjeros en este conflicto.

En declaraciones a los medios, Morales expresó su pesar por la muerte de dos militares, un policía y un civil, de profesión médico, a manos de campesinos opuestos a la destrucción de plantaciones ilegales de coca.

Fueron los propios cocaleros quienes supuestamente emboscaron a las víctimas el pasado fin de semana en Apolo, 450 kilómetros al norte de La Paz.

«Decir a la familia de los cuatro hermanos que el Gobierno nacional no los va a abandonar. Lamentamos y repudiamos este hecho, es inaceptable, es una acción bien planificada militarmente para un acto criminal ocurrido en la zona de Apolo», dijo Morales en la ciudad sureña de Tarija.

El gobernante aseguró que hubo una «planificación militar» para atacar a los policías y militares que integran la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), encargada de la destrucción de los cultivos ilegales de coca en el país, y responsabilizó por ello a «extranjeros que van operando» en esa zona y que usan «a algunos dirigentes».

Señaló que la Policía y las Fuerzas Armadas investigan la posible presencia de extranjeros en esa zona, colindante con Perú, y a donde, aseveró, ningún gobierno había logrado entrar antes.

«Esta zona durante tanto tiempo, inclusive en nuestra gestión, era intocable, nadie podía entrar y tiene riesgos, ha habido riesgos. Pero es nuestra obligación sentar presencia del Estado, soberanía en esas fronteras», indicó Morales.

«Me estoy imaginando, seguramente esto nos va a obligar a crear, trasladar a algunos regimientos o crear puestos militares en las fronteras», agregó.

En Apolo hay una zona autorizada, sometida al control de las autoridades, para cultivos de coca con usos lícitos en la industria y prácticas culturales, pero también hay comunidades cuyas plantaciones se destinan supuestamente a la fabricación de cocaína.

Los agentes fueron emboscados el sábado por campesinos y supuestos extranjeros vinculados con el narcotráfico que les dispararon e incluso tomaron rehenes, según las autoridades.

En este suceso fallecieron un subteniente del Ejército, un suboficial de la Armada, un policía y un médico.

Además, doce personas resultaron heridas de bala, quince sufrieron lesiones por golpes y se rescató a seis personas que habían sido tomadas como rehenes.

Morales señaló que en los casi ocho años que lleva en la Presidencia no ha habido campesinos ni cocaleros muertos, a diferencia de lo que ocurría en anteriores gestiones, pues en la suya «siempre ha primado el diálogo» con estos sectores.

El mandatario destacó que se había logrado acuerdos con el 80 % de las comunidades de Apolo, «pero un grupo minoritario no quiso ni concertación, menos registro», lo que le pareció «algo sospechoso».

Confesó que, en este caso, «tenía mucho miedo que algunos militares y policías reaccionen por sus camaradas muertos», pero aplaudió que no lo hayan hecho y les pidió que continúen con «esa mentalidad de defender la vida».

En lo que va del año, la fuerza de erradicación que opera con militares y policías destruyó 9.048 hectáreas ilegales de la planta.

Según datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) difundidos este año, Bolivia tenía en 2012 25.300 hectáreas de coca, más del doble de las 12.000 hectáreas permitidas por la ley para usos legales y culturales. EFE

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