Marlon Puertas
Guayaquil, Ecuador
Los simpatizantes de los caudillos, de la izquierda o de la derecha, deben entender, para su propio beneficio, que sus líderes aclamados no son perfectos. Una cosa es que esa sea su ilusión y otra, muy distinta, la cruda realidad. Y esta va dejando en claro que la naturaleza humana de estos políticos, imperfecta por origen, va dejando su evidencia en cada paso que dan. De manera que sus acciones son objeto favorito de gente que, como nosotros, nos encanta observar los pasos en falso que dan aquellos que se sienten privilegiados por el pueblo y, por ende, autorizados a hacer lo que mejor les place, en nombre de ese mismo pueblo al que dicen amar.
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