Sabina le declara su amor a Chile con un memorable concierto

El cantautor español Joaquín Sabina se presenta en el Movistar Arena. Foto de UPI/Oscar Ordenes.

El cantautor español Joaquín Sabina exhibió anoche en el Movistar Arena de Santiago de Chile su versión más canalla, esa faceta que condensa en el disco «19 días y 500 noches» más que en ningún otro álbum, y que sonó hoy a recién estrenado a pesar de haber cumplido ya quince años de vida.

Deshojó uno a uno los temas del disco desde el comienzo del recital, sin hacer esperar más de dos canciones a los fans deseosos de corear la homónima «19 días y 500 noches», una conexión instantánea que se mantuvo a lo largo de la noche.

Sabina, empeñado en acompañar sus fracasos con música, aprovechó los ritmos de blues y swing de su banda para interpretar «Donde habita el olvido», «Nos sobran los motivos», «Peor para el sol» y «Noche de bodas».

Tampoco faltaron los guiños a Chile de este poeta urbano, que brindó por Antonio Skármeta, reciente ganador del Premio Nacional de Literatura de Chile, celebró por adelantado el próximo centenario del «antipoeta» Nicanor Parra, Premio Cervantes 2011, e incluso se declaró fan del equipo de fútbol Colo Colo, no sin escuchar la discrepancia de parte del público asistente.

El disco «19 días y 500 noches», que marcó el final de una vida convulsa y plagada de malas aficiones superadas, tan sólo fue el comienzo del repertorio que el trovador quiso traer a Santiago, donde hubo lugar para los clásicos «Y nos dieron las 10» o «Y sin embargo».

Uno de los momentos memorables del concierto se produjo con «Violetas para Violeta», canción que confirmó el amor a primera vista entre Sabina y el público chileno y que además de estar dedicada a Violeta Parra, critica abiertamente algunos de los capítulos más negros de la historia de Chile.

El cantautor, que en su última declaración en España se mostró «preocupado por la desesperación y desmotivación de la gente en el país ante la crisis», bautizó la gira que lo trae a América Latina «500 noches para una crisis«, pero no quedó ni rastro de esa palabra en el Movistar Arena, más allá de la tristeza que impregna algunas de sus canciones.

«Contigo», «Princesa», «Si volvieran los dragones», «Peces de ciudad» y «Pastillas para no dormir» fueron las canciones elegidas para echar el cierre a una noche memorable en la que participaron Pedro Barceló (batería), Jaime Asúa (guitarra y coro), Josemi Pérez (saxo y teclado), Mara Barros (coro y percusión), Antonio García de Diego (Teclado, guitarra) y Pancho Varona (bajo, guitarra y coro).

Sabina tiene la facultad de provocar sensaciones encontradas entre quienes que lo escuchan.

Suena clandestino, como las historias que solo se exhiben en la barra de un bar a altas horas de la madrugada, pero también cercano, como si hubiese decidido confesárselas personalmente a cada espectador.

Como si del mejor cine de Almodóvar se tratara, comprobar cómo Sabina hace reír a alguien con un recuerdo doloroso es algo que sólo apreciar los que en alguna ocasión han presenciado cómo se le rinde el público alguno de esos «19 días y 500 noches». EFE

Más relacionadas