La mala legislación

Walter Spurrier
Guayaquil, Ecuador

En los últimos cinco años el sector de comunicaciones y correo fue el segundo de mayor crecimiento, con 58%, más del doble de lo que creció la economía global.

Tras el crecimiento en las comunicaciones está la telefonía celular: ni la telefonía fija ni el correo han crecido de manera notable. En Ecuador, como en otros países latinoamericanos, las concesionarias del servicio móvil han hecho fortísimas inversiones, pues se trata de masificar un servicio que no existía hace década y media. Ahora hay más de una línea celular por habitante. Además se requiere constante innovación: la tecnología de hoy será obsoleta mañana.

Como resultado de la fuerte inversión y la aceptación del mercado, las empresas de telefonía celular muestran valores altos de utilidades. La reacción del Gobierno es buscar penalizarlas por ello y ha puesto en marcha dos leyes tributarias dedicadas a las telefónicas.

La regla es que las normas tributarias deben de ser de carácter general. Las dos propuestas por violar este principio son ejemplo de mala legislación.

La una es la reforma a la Ley de Telecomunicaciones que crea una regalía que deben pagar las empresas de telecomunicaciones. Un cambio en las reglas tributarias después de que las empresas han pagado por el derecho a ofrecer el servicio telefónico.

El proyecto de reforma señala expresamente que Conecel (Claro) tiene el 68% del mercado y, por lo tanto, establece una regalía del 7% de los ingresos totales a ser pagado por empresas telefónicas privadas con más del 65% del mercado. Conecel es la única empresa afectada. Ley con nombre y apellido.

Se pretexta que la empresa tiene una posición dominante en el mercado. La legislación vigente desde hace poco penaliza el abuso de poder de mercado, pero esta ley penaliza una posición preponderante, que Conecel tiene desde que se llamaba Porta y desde antes de que fuese adquirida por Americamóvil, y no un abuso de ese poder.

La tecnología de telecomunicaciones sigue en proceso de rápida evolución y se requiere que las empresas en el sector inviertan más, para que el país no se rezague frente a los vecinos. Pues el mejor plan de negocios para Conecel cuando se apruebe esta reforma sería dejar de invertir, subir tarifas, perder participación de mercado para pagar menos regalías, repatriar sus utilidades en lugar de reinvertirlas, y usufructuar de su infraestructura hasta que se venza su contrato.

El país sufriría un estancamiento tecnológico, pero eso no sería nada inusual en un país socialista. El principio tras nuestras políticas públicas es que está mal que las empresas busquen el lucro y que compitan. Es una receta para el estancamiento y contra la innovación.

Mensaje a todos los agentes económicos: dejen de ser el que más invierte en su sector, dejen de pugnar por ofrecer el mejor servicio, por ofrecer los mejores precios, en fin, dejen de innovar y crecer.

El otro ejemplo de mala legislación es el proyecto de apropiación por parte del Estado del 80% de las utilidades de los trabajadores de las dos telefónicas. Las de ellos y no las de otros. Pero el espacio nos queda corto para tratar este despropósito.

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