La imaginación busca recuperar el poder perdido en las escuelas

Nicholas Donohue, Presidente de la Fundación Educativa Nellie Mae

La mejor forma de aprender, dijo Albert Einstein en una carta enviada a su hijo en 1915, es disfrutar tanto de lo que haces que no sientes pasar el tiempo, un consejo que sigue el creciente número de proyectos para impulsar la creatividad infantil en Estados Unidos.

«Estoy muy contento de que te guste el piano (…) Toca sobre todo tus canciones favoritas incluso si la profesora no te las pide. Esa es la mejor forma de aprender, disfrutar tanto de algo que te olvidas del paso del tiempo», aseguró en la misiva enviada a su hijo Einstein, a quien la pasión por la ciencia lo llevaba con frecuencia a olvidarse de comer.

Proyectos como «La hora del genio», así como el concurso para construir objetos con cajas de cartón convocado por la Imagination Foundation y el movimiento de los «Makers» (Creadores) invitan a los más pequeños a explorar una pasión muchas veces sofocada por la rigidez del sistema escolar.

«Los estudios muestran que, en líneas generales, la creatividad infantil ha disminuido en Estados Unidos durante los últimos 20 años», explicó en entrevista con Efe Nirvan Mullick, documentalista y fundador de la Imagination Foundation.

Mullick señaló que los motivos de esa menor creatividad no están del todo claros, aunque en su opinión la estructura rígida de las clases que se imparten en muchos colegios y el que se hayan recortado muchas actividades extra por motivos presupuestarios podría ser parte del problema.

«Es todo un desafío para los niños el encontrar el espacio y el tiempo para seguir su pasión», explicó Mullick.

El cineasta creó la Imagination Foundation, cuyo objetivo es fomentar la imaginación y la creatividad infantil en todo el mundo, tras rodar un documental hace dos años sobre Caine Monroy, un niño de Los Angeles que creó una galería de juegos con cajas de cartón en la tienda de reparación de vehículos de su padre.

«Fui a comprar una pieza para mi coche y me encontré con este niño que está detrás de una caja de cartón y acabé jugando con él y convirtiéndome en su cliente e hice un documental sobre él porque sus juegos eran increíbles», afirmó Mullick.

El documental se convirtió en un fenómeno viral, lo que llevó al cineasta californiano a crear una fundación para animar a niños de todo el mundo a dar rienda suelta a su imaginación.

«Tenemos dos programas, un concurso global con cajas de cartón que culmina en un día de juego y los capítulos de la imaginación, que buscan estimular los juegos creativos y que está presente ya en 30 localidades de distintas partes del mundo», dijo Mullick.

La «Hora del genio», una iniciativa para que los colegios dejen que los niños destinen parte de su jornada escolar a hacer lo que les gusta, busca también ayudar a los niños a descubrir su pasión.

La idea se inspira en el programa de Google que permite a sus empleados destinar el 20 % de su tiempo a proyectos que les apasionen y que dio lugar a productos como Gmail o Google News.

«Aplicamos los mismos principios en las clases durante la hora del genio que en el mundo corporativo», explica la página web del proyecto (geniushour.com).

El profesor destina una cantidad de tiempo para que los estudiantes trabajen en los proyectos que le apasionan y los invita a que exploren una idea para hacer un proyecto de algo sobre lo que quieran aprender.

Los estudiantes destinan varias semanas a investigar el tema en cuestión antes de crear un proyecto que comparten con su clase.

Por su parte la «Iniciativa de Educación de Creadores», que está presente ya en 19 de los 50 estados de Estados Unidos, aspira a convertir a cada niño en un creador al ayudarlos a crear objetos con las manos.

Para el cineasta de Los Ángeles, la aparición de todas estas iniciativas «muestra que atravesamos por un periodo de transición, de cambios en el que estamos experimentando y volviendo a imaginar la forma en la que aprenden los niños». EFE

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