La conspiración del silencio: Alemania abrió los ojos y vio Auschwitz

MADRID, 21/01/2015.- Fotografía facilitada por DeAPlaneta, del actor Alexander Fehling que habla con Efe de "La conspiración del silencio", un thriller basado en la investigación que culminó en los juicios de Auschwitz en los que se condenó a algunos de los miembros de las SS que sirvieron en el mayor campo de exterminio nazi. EFE/Pipo Fernández

Madrid, 21 ene (EFE).- La sociedad alemana estuvo cerca de veinte años ciega y sorda a los horrores de los nazis, convencidos de que los rumores sobre la existencia de campos de extermino eran propaganda, una «paradoja» que el realizador Giulio Ricciarelli ha querido sacar a la luz en «La conspiración del silencio».

«Al principio creí que no había nada personal en mi película, pero ahora veo que hay muchísimo; aún sigo sin entender todo lo ocurrido en Auschwitz», comenta Ricciarelli en una entrevista con Efe en Madrid, hasta donde se ha desplazado el alemán, aunque nacido en Italia, junto con el protagonista de la cinta, Alexander Fehling.

«Lo ocurrido» en Auschwitz, el campo de concentración más sangriento de la historia nazi y de cuya liberación se cumplen ahora 70 años, es, aparentemente, de dominio público y se estudia en las escuelas. Pero no siempre fue así. Por «paradójico» que resulte, explica Ricciarelli, «17 años después del juicio de Nuremberg, en Alemania había mucha gente que no sabía lo que había pasado».

Esto se explica porque «no se hablaba de ello, de hecho, estaba olvidado en la conciencia publica».

Ricciarelli cuenta que fue la guionista Elisabeth Bartel quien indagó en el proceso que un grupo de jóvenes fiscales (uno de los cuales sigue con vida, Gerhard Wiese) inició en los años sesenta.

Wiese le contó que en la facultad de Derecho vio en los años 50 una foto del campo de concentración, preguntó, y le dijeron que era propaganda y que no debía pensar en ello.

«Que no había nada que preguntar ni creer. Incluso el canciller de entonces, Konrad Adenauer, dijo que había que olvidar esa parte de la historia. Pero años más tarde, volvió a la Fiscalía y encontró un libro con testimonios del antiguo jefe de Auschwitz. Se dio cuenta de que aquello existía y ahí empezó todo», resume el director.

«Esa humildad ante la historia, eso es lo que he querido trasladar -explica Ricciarelli-, quería transmitir un mensaje muy claro al pueblo alemán: no les estoy contando un cuento, y también quería mostrar todo el abanico que había de la culpa desde el positivismo porque, al final, se celebraron los procesos».

Fehling («Malditos Bastardos») interpreta al joven fiscal Johann Radmann, un personaje que lleva a cabo en la ficción el trabajo que hicieron en la vida real los tres fiscales juniors del equipo de investigación: Joachim Kügler, Georg Friedrich Vogel y Gerhard Wiese, todos ellos a las órdenes de Friz Bauer.

En la película, el periodista Thomas Gnielka (André Szymanski) le pone sobre la pista de una conspiración que protege a los criminales y oculta lo ocurrido durante la Segunda Guerra Mundial.

Con el soporte de Bauer, Radmann inicia el proceso judicial contra algunos miembros de las SS que sirvieron en Auschwitz, «más importante si cabe para los alemanes -comenta Fehling- porque se hicieron dentro del país y con las leyes alemanas».

«Aquella fue la primera vez que un pueblo se decidió a juzgar a sus propios conciudadanos; ahora pensamos que es lo más normal, porque estamos en democracia, pero en aquel entonces era inaudito», agrega Ricciarelli.

La película, señala orgulloso el director, ha servido para retomar el personaje de Friz Bauer, al que «solo hace un par de años dedicaron, por fin, una calle, y es pequeñita», se lamenta, porque él opina que debía ser tratado como «un héroe».

«Ahora se habla mucho de él -apunta Fehling-, hasta el ministro de Justicia salió el otro día en la televisión valorando que se hubiera investigado ese pasado».

Estrenada ya en Alemania, Canadá, Suiza y Austria, «La conspiración del silencio» se estrena el viernes próximo en cines de toda España y en marzo en Francia. EFE

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