Dos caminos, un solo Ecuador

Héctor Yépez Martínez
Guayaquil, Ecuador

Ante las masivas protestas contra las enmiendas constitucionales y la política económica, la Revolución Ciudadana tiene dos caminos. El primero: bajar la guardia y lograr consensos. El segundo: contraatacar con todo, bajo la consigna bélica de matar o morir.

El sentido común aconsejaría la primera alternativa en el panorama actual del país. En una economía donde el Gobierno ya se comió las vacas gordas, según el Presidente recibiremos solo 40 millones de dólares en petróleo para 2015, cuando esperábamos 3.087 millones. El agresivo endeudamiento apenas alcanza para cubrir el déficit. Se viene un fenómeno de El Niño que amenaza al agro, hoy motor económico del país, arriesgando con ello la balanza comercial y la dolarización, lo cual puede agravarse por el incumplimiento del dragado del río Guayas. Y la anunciada erupción del volcán Cotopaxi es una espada de Damocles cuyas consecuencias catastróficas son impredecibles.

En este peligroso escenario, un estadista pondría el bienestar nacional por encima de su agenda partidista. Incluso si las enmiendas fueran justificadas, mejor sería dejarlas de lado aunque solo fuera para lograr la unidad y paz social que nos permitan a todos arrimar el hombro en tiempos difíciles. El diálogo no es solo una recomendación del papa Francisco. Es el único camino sensato para el Ecuador.

Sin embargo, el oficialismo le apuesta al segundo camino: matar o morir. La lógica no responde al bien común, sino a la supervivencia electoral. La estrategia del correísmo obedecería a la siguiente doctrina: si cedemos, nos comen vivos; por tanto, hay que pelear con todo y ver qué pasa. Avivar el conflicto les parece el mal menor.

Esa es la única explicación para lo que vivimos. Mientras el régimen dialoga frente al espejo, redobla el acoso para quebrar a los medios de comunicación e inicia la disolución de FUNDAMEDIOS, en una evidente desviación de poder similar al caso de RCTV en Venezuela, que acaba de ser condenada en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que nuestro gobierno sí dice respetar. El correísmo avanza en las enmiendas y se obstina en su defensa a los impuestos de herencia y plusvalía, lo cual rechaza la mayoría del país. Y frente a las protestas de más de medio millón de ecuatorianos en las últimas semanas, que dejaron un saldo de 104 encarcelados según la CONAIE, el Presidente ahora reniega del derecho a la resistencia garantizado en Montecristi y amenaza, en plena sabatina, a los jueces que procesan a los manifestantes.

El Niño y el Cotopaxi, la crisis económica y la caída del petróleo, nos golpean a todos por igual, seamos oficialistas u opositores de izquierda, centro o derecha. Por ende, lo que necesitamos son paños de agua fría y promover un auténtico diálogo con concesiones mutuas para superar lo que se viene. Lo último que necesita un Ecuador ya incendiado es echarle, de lado y lado, más gasolina al fuego. La llave del camión de bomberos está en manos de Carondelet.

Twitter: @hectoryepezm

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