La UASB (o cualquier otra)

María Dolores Miño

Significa que cuando no se hace lo que alguien quiere, o de la forma que lo quiere, al otro no le queda otra opción que irse. Esta expresión ilustra perfectamente lo que ha sido el correísmo durante estos últimos ocho años; y, con mayor precisión, lo ocurrido la semana pasada con respecto a la designación del rector de la Universidad Andina Simón Bolívar.

Primero Correa amenazó con expulsar a la UASB del país si no cedía a sus caprichos de imponerles un rector-títere.  Como además de risible eso era ilegal e imposible, armaron desde el CES un teatro en forma de audiencia donde fingieron deliberar sobre si se reconocía a Montaño como rector o no, cuando ya todos sabíamos que lo único que iban a hacer es ejecutar las órdenes del jefe con un baño de falsa legitimidad. Ni la UASB, ni Montaño, ni la aplastante mayoría de la comunidad universitaria que lo eligió, tuvieron realmente una oportunidad de hacer valer su posición. Su destino estuvo decretado desde el instante que Correa dio su opinión pública al respecto, como ha sucedido en un sinfín de otros procesos administrativos y penales donde él ha tenido un interés especial.

Todos nos preguntamos cuál es el interés de Correa en la UASB. Algunos creen que pretende asegurar un espacio para que los APes ejerzan -Dios nos libre-  la docencia si algún día se cae el gobierno. Otros, que simplemente busca eliminar un semillero de pensamiento crítico y de oposición, como lo han hecho en tantos otros espacios.  Yo creo que ambas son acertadas, pero también hay otros elementos a considerar.

Me parece además, que este en este momento el asunto tiene también que ver con la falta de dinero, consecuencia del despilfarro y la falta de planificación de Correa y su séquito. La Universidad Andina es una fuente regular y constante de ingresos que viene tanto desde Ecuador como desde el extranjero. Sería un buen lugar para ubicar burócratas a quienes ya no pudieran pagarles el sueldo en lugar de despedirlos, o para continuar otorgando becas de post grado si la SENECYT ya no estuviera en capacidad de financiarlas.

Si esto fuera así, entonces no es la UASB la única institución educativa que corre el peligro de caer en los tentáculos del gobierno. Cualquier otra universidad con prestigio e ingresos regulares, podría ser igualmente cooptada bajo alguna leguleyada parecida. Cualquier empresa privada podría ser absorbida bajo algún argumento descabellado de falso orden público

Esta es una preocupación que muchos tenemos desde hace rato, tras constatar los engorrosos procesos de recategorización en los que el CES sometió a varias universidades privadas del país. Éstos, lejos de apuntar a la excelencia y al mejoramiento del sistema de educación superior, parecían querer convertir a las casas de estudios en satélites de la burocracia del gobierno, donde la calidad, el pensamiento crítico y la originalidad sucumben diariamente ante la urgencia del papeleo, la uniformidad a rajatabla, y las cifras. Los funcionarios administrativos y docentes pasaron largas temporadas repitiendo procesos una y otra vez, según los cambios impredecibles ordenados por las autoridades gubernamentales. La operación a ratos parecía interminable. Todo esto, en medio de fechas límite, reuniones innecesarias, y un clima de franca zozobra; algo totalmente nocivo para la generación de ideas, el fomento a la creatividad y la profundización del conocimiento, pero ideal para generar desidia y la mediocridad. Más que mejoramiento y calidad, daba la impresión de que  las autoridades gubernamentales buscaban algún quinto pie para  impedir que las universidades funcionen con regularidad. Parecía, más bien, que buscaban argumentos “legales” para justificar un posible cierre o  apropiación de esas casas de estudio, si llegaba a darse el caso.

El problema que enfrenta hoy la UASB es un problema que atañe a todas las universidades del país. ES parte de la arremetida oficial contra las universidades, que en su momento se dio también contra los medios privados de comunicación y que se consolidó por la desidia y el silencia de los ecuatorianos.  Si permitimos que se siente este precedente, dejaremos la puerta abierta para que progresivamente, y bajo cualquier argumento mal concebido, el correísmo se apropie de estas casas de estudio.

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