Luis Ospina: «La muerte es la ausencia de memoria»

Luis Ospina, cineasta colombiano. Foto cortesía de los EDOC.

`Quito.- Luis Ospina nació en 1949 en la ciudad y en el país en el que debía nacer un documentalista latinoamericano de esa época: Cali, Colombia. Hoy, es el invitado principal de la presente edición del Festival Internacional de Cine Documental «Encuentros de Otro Cine» y a su obra está dedicada la retrospectiva de los EDOC.

Con los legendarios Andrés Caicedo y Carlos Mayolo, entre otros, fundó el Cine Club de Cali y vivió algunas de las experiencias que Caicedo, hoy escritor de culto, relata en su obra maestra ¡Que viva la música! (1977). De hecho, a ese amigo se refiere en el documental Andrés Caicedo: unos pocos buenos amigos (1986) y en lo retoma en Todo comenzó por el fin (2015), una torrencial película sobre la propia vida del cineasta y de su amigo Carlos Mayolo.

La amistad, entonces, es un tema fundamental en la obra de este referente mundial del cine documental. Y, en consecuencia, la memoria. Por eso, en la entrevista, explicó el motivo que le impulsó a lograr que imágenes de cine consagren el recuerdo de escritor Caicedo y del director de cine Mayolo: «La muerte es la ausencia de memoria».

A propósito de su visita a Quito, La República.EC conversó con Ospina, el «Keith Richards del Grupo de Cali», sobre tres piezas fundamentales de su colosal obra fílmica. Además de Todo comenzó por el fin, el documentalista se refirió a La desazón suprema (2003) y Un tigre de papel (2007).

El primero es un retrato de Fernando Vallejo, ese escritor colombiano adorado por sus seguidores y aborrecido por sus detractores que ganó el Premio Rómulo Gallegos de novela y que cada vez que abre la boca causa un estruendo en Colombia y en el contexto del castellano, por sus opiniones y acusaciones controversiales.

Y el otro, Un tigre de papel, es un film que aborda la historia de Pedro Manrique Figueroa, el artista precursor del collage en Colombia y, en el testimonio de esa vida, se relatan algunos de los sucesos más trágicos de la historia nacional de la patria de Nariño. Un documental que, al aproximarnos a la vida de ese artista -un contemporáneo del escritor ecuatoriano Marcelo Chiriboga-, realiza una profunda reflexión sobre las contradicciones de la izquierda latinoamericana.

La obra de Luis Ospina es caudalosa y logra lo que él persiguió desde siempre: tocar el alma humana. Una labor que no requiere del cine pornográfico que se alimenta de las grandes tragedias colombianas sino que cuenta historias universales sobre la comedia en la que vivimos todos, la comedia humana. (I)

Aquí la entrevista completa:

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