La pamelizacion de la política

La fascinación que ha generado la Pame, con sus ocurrentes y chispeantes declaraciones provocó que se convirtiera en el blanco de las criticas de propios y extraños y colocó a una hasta no hace mucho tiempo joven profesional desconocida, en la portada de los periódicos de mayor circulación en el país, recibiendo llamadas diarias para ser entrevistada en los programas de opinión matutina de las grandes cadenas de televisión nacional.

El efecto viral de #AyPame hizo que se convierta en el centro del debate de las ultimas semanas: que si logra recolectar 45.000 mil firmas en un cantón con una población de 7.000 personas o si acaso debió usar sus 1.000 dólares de ahorros para terminar sus estudios de postgrado en vez de gastarlos, extraordinariamente, en formularios y viáticos para la titánica tarea, supuestamente encomendada a ella por el espíritu ardiente de la juventud que la mueve a ella y de paso a una que otra montaña por un ideal superior. Pero, ¿y los problemas que teníamos antes de que aparezca la Pame? ¿Terminaron?

Lamentable no, siguen ahí y cada vez se agudizan más, pero al mismo tiempo parece que la visión de los periodistas y los ciudadanos se nubla cada día más o simplemente otros problemas no son tan entretenidos de observar. La Pame es el producto de la polarización que existe en este momento en el país, una cortina de humo que disipa las criticas directas al régimen, es una pera de box en donde el ciudadano común a través de redes sociales descarga toda su frustración contra las políticas del gobierno; durante un tiempo el blanco de los ataques fue el pintoresco Freddy Elehrs con sus sesiones de yoga y su fruta fresca al medio día, pero el personaje se desgasto y fue necesario renovarlo.

Es que la Pame es una marca registrada, un producto más de la estrategia mediática del gobierno, que nadie ha notado aun. De la cual ahora no solo el régimen busca sacar provecho, sino que también ciertos dirigentes universitarios, ahora buscan demostrar que ¡no! Que la Pame no nos representa, ni representará jamás los ideales que debería perseguir la juventud. Aunque en realidad busquen sacar provecho del negocio mediática que representa la Pame. Y sí, puedo llegar a creer que incluso quienes hagan eso, es porque realmente no quieren que Pamela Aguirre, hable en nombre de todos los jóvenes ecuatorianos.

Pero ya es tarde, cayeron en el juego del gobierno, en donde Correa es dueño de la pelota y decide hasta cuándo se juega y bajo qué condiciones, un chivo expiatorio es siempre bienvenido a la cancha, para que la opinión pública olvide que exista solo un 13% de asambleítas menores de 29 años, cuando representamos el 35% del padrón electoral.

La política ha sido banalizada o lo que es lo mismo pamelizada, para que obviemos colocar en el debate, la alta tasa de bachilleres sin poder ingresar a la universidad o que el sector que más esta perdiendo empleo durante la crisis seamos los jóvenes. Y debería ser ahí cuando actuemos para plantear problemáticas que vayan mas allá de la coyuntura de las próximas elecciones y que nos garantice un cambio de paradigma para las próximas generaciones, que tome el ímpetu de justicia y voluntad de cambio que debería guiar el camino de la juventud involucrada en política; y no el personalista interés de obtener quince minutos de fama, que les garantice ser los testaferros políticos del gobierno de turno.

@giuseppeocv

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