No solo la paz inquieta

Martina Vera

Pese a que los moradores del puerto sienten ambas cosas, no las mencionan porque están habituados a ellas. Lamentablemente, el ardiente clima no es lo único que estas personas asumen con resignación y silencio; la extorsión de quienes piden dinero a cambio de no atentar contra la seguridad de los pobladores también es frecuente. Antes, los extorsionadores eran miembros de las FARC. Hoy, se cuestiona su procedencia y las causas que los movilizan. Partiendo del desconocimiento ¿cómo puede combatirse el problema?

La extorsión retoma la frontera

“Vacuna” es el termino con el que los pueblos fronterizos conocen al pago de cuotas a extorsionadores que solicitan dinero para no atentar contra la seguridad de quien paga ese tributo ni la de su familia. F. Cando, morador de Puerto El Carmen se negó a acudir a una reunión en la que un grupo autodenominado «La Nueva Guerrilla Ecuatoriana» le diría cuánto debía pagar de “vacuna” hace algunas semanas. Pocos días después, los extorsionadores detonaron una bomba en su comercio.

El pedido de “vacunas” y el amedrentamiento violento a quienes se negaban a pagarlas fue característico de las FARC. Hace más de un año, ese método extorsivo habría cesado en nuestro lado de la frontera con la detención de quien cobraba esa suerte de tributos y la posterior pugna entre miembros de la guerrilla por sucederle en el poder. Hoy, debilitada y en proceso de paz, se cuestiona si es nuevamente la guerrilla quien tiene la autoría de las extorsiones y los ataques que retoman nuestra frontera o si es la propia realidad económica del país la que motiva esas acciones.

A puertas cerradas, los moradores de Puerto El Carmen no descartan que los extorsionadores formen parte de una nueva guerrilla nacional. Las autoridades, estiman que se trata de delincuentes comunes y oportunistas que utilizan el nombre de la guerrilla para infundir miedo. Otros, creen que podría tratarse de una mezcla más compleja entre desertores de las FARC que descontentos con el proceso de paz se desplazan a nuestro territorio y delincuentes ecuatorianos ávidos de dinero en plena crisis. Con las investigaciones pertinentes en curso, ninguna de estas teorías puede asumirse como cierta.

Certezas en medio de la incertidumbre

Pese a la incertidumbre que asecha la frontera, el retorno de las extorsiones y los atentados, sí arrojan certezas. La primera es que el proceso de paz en Colombia atemoriza en nuestro lado de la frontera justamente porque en Ecuador no se sortea con claridad sus posibles consecuencias a través de estudios y planes de acción ejecutados por instituciones sólidas. Eso permite que oportunistas –delincuentes o guerrilleros- aprovechen un momento de desconcierto y desconocimiento para operar y atemorizar. La segunda, es que no solo la paz inquieta; la crisis también juega su parte y mientras el gobierno central continúe negándola, no emprenderá las acciones necesarias para contrarrestarla. Así, los históricos males que asecharon la frontera: la ignorancia y el hambre continuarán robando al Ecuador la calma aun cuando Colombia si alcance la paz.

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