Piglia cumple 75 años mientras lucha contra su enfermedad desde la escritura

BUENOS AIRES (ARGENTINA), 23/11/2016.- Fotograma cedido por el director de la película documental "327 cuadernos" (2015), Andrés Di Tella, en el que aparece el escritor argentino Ricardo Piglia leyendo sus diarios en 2014 en Buenos Aires (Argentina). Mientras se rebela contra la "injusticia absoluta" de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), que le diagnosticaron en 2013, el escritor Ricardo Piglia cumple este jueves 75 años rodeado de amigos y literatura, esa misma que, según cuenta en una entrevista a Efe, le ayuda a "seguir vivo". EFE/Andrés Di Tella / SOLO USO EDITORIAL/NO VENTAS

Buenos Aires, (EFE).- Mientras se rebela contra la «injusticia absoluta» de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) que le diagnosticaron en 2013, el escritor argentino Ricardo Piglia cumple este jueves 75 años rodeado de amigos y literatura, esa misma que, según cuenta a Efe, le ayuda a «seguir vivo».

«La enfermedad me ha hecho descubrir la experiencia de la injusticia absoluta. ¿Por qué a mí?, se pregunta uno, y cualquier respuesta es ridícula. La injusticia en estado puro nos hace rebelarnos y persistir en la lucha», dice Piglia por correo electrónico, el único medio que utiliza actualmente para comunicarse con la prensa.

El también editor, crítico y, hasta la aparición de la enfermedad, profesor universitario, es autor de un gran número de cuentos, ensayos y de reconocidas novelas de la literatura hispanoamericana como «Respiración artificial» (1980), «Plata quemada» (1997) o la varias veces premiada «Blanco nocturno» (2010).

La ELA «agravó mi tendencia a no salir de casa», admite Piglia, quien hace tres años fue diagnosticado con esta enfermedad degenerativa que provoca debilidad muscular progresiva hasta llegar a la parálisis total sin que se vean afectadas la sensibilidad ni las facultades mentales de quien la sufre.

Pese a ello, no se dio por vencido y ahora se apoya en cinco mujeres «encantadoras y muy literarias» que se turnan para ayudarlo a leer y trabajar.

De hecho, acaba de terminar un libro de cuentos y tiene a medias otro sobre las novelas cortas del uruguayo Juan Carlos Onetti. Todo ello mientras revisa el tercer y último volumen de «Los diarios de Emilio Renzi», su particular autobiografía, de la que publicó el segundo tomo este año.

Piglia reconoce a Efe que sin la quietud a la que le condenó la enfermedad nunca hubiera transcrito tantas páginas, ya que lo había intentado varias veces pero siempre le «disuadían» otros proyectos.

«Como dice el resignado dicho popular con su hermética elegancia poética: no hay mal que por bien no venga», apunta.

La trilogía está contada en tercera persona a través de un personaje frecuente en sus novelas: su álter ego, el autor Emilio Renzi (el segundo nombre y el segundo apellido de Piglia).

A través de él, recorre el medio siglo de su vida que registró en los diarios en los que comenzó a apuntar, redactar y garabatear en 1957, cuando tenía apenas 16 años.

Entonces, la caída del presidente argentino Juan Domingo Perón y la instauración de la dictadura (1955-1958) obligaron a su familia a abandonar su ciudad natal -Adrogué, en la periferia sur de Buenos Aires- para marcharse a la costera Mar del Plata, a 400 kilómetros.

«En medio de la desbandada, empecé a escribir un diario. Por supuesto, no hay nada más ridículo que la pretensión de registrar la propia vida. Sin embargo, estoy convencido de que si no hubiera empezado esa tarde a escribirlo, jamás habría escrito otra cosa», cuenta Piglia en el documental «327 cuadernos», estrenado en 2015.

La película acompaña al autor desde 2012, cuando tras dejar Estados Unidos y regresar a Argentina, comienza a releer los innumerables e idénticos diarios de tapas negras que guardaba en 40 cajas de cartón, empujado por el cineasta Andrés Di Tella, al que conoce desde hace tres décadas.

El director de la cinta cuenta en una entrevista con Efe que debido al «contexto emocional» que tenía que aportar a sus escritos, en el último momento, Piglia decidió utilizar a Renzi, ya que, a veces, recurrir a otro ayuda a «hablar con mayor franqueza».

El diagnóstico de la ELA los sorprendió en pleno rodaje y cuando comenzó a convertirse en algo «serio», Di Tella decidió continuar sin él porque «no quería hacer una película sobre su enfermedad».

Pero el escritor hizo un enorme esfuerzo, se enfrentó a la adversidad con «trabajo y pasión» y logró terminar la grabación.

«A veces las situaciones extremas revelan la verdadera condición de la existencia» y él es «un personaje épico» tanto por su legado como por seguir manteniendo «el espíritu en alto» en estas circunstancias. «Es enorme», señala Di Tella.

En su opinión, los escritores argentinos lucharon durante años contra la «sombra» de Jorge Luis Borges, hasta que aparecieron autores como Piglia, quien logró producir una gran obra y «liberó» a las generaciones posteriores de esa carga.

Este jueves, el autor de «La ciudad ausente» (1992) cumple 75 años rodeado de la «calidez» de sus amigos y, según cuenta, lo celebrará bebiendo y charlando, «como siempre».

Unos 75 años marcados a fuego por la literatura, esa misma que «definió el sentido» de su existencia. «Y en esta situación, se ha convertido en lo que me permite seguir vivo», sentencia. EFE (I)

Más relacionadas