Un nuevo forcejeo por la Vicepresidencia de Ecuador, que se debate entre un titular (Jorge Glas) preso y una joven sicóloga de raíces comunistas y cercana a Cuba (María Alejandra Vicuña) encargada del puesto, ha ahondado la ruptura en el movimiento oficialista Alianza PAIS (AP).
Esa división alcanzó un nuevo peldaño luego de que varios legisladores presentaran la semana pasada un recurso legal contra la designación temporal de Vicuña, al considerar que Glas, aunque preso, había pedido sus vacaciones para encarar el proceso por presunta corrupción en el que se encuentra vinculado.
El duelo entre las facciones, que muchos interpretan como el choque entre los dos más importantes líderes de la formación, el expresidente Rafael Correa y su sucesor Lenín Moreno, también se ha abierto otros frentes, como la convocatoria a una consulta popular.
Con ese plebiscito Moreno busca «fortalecer la democracia» que, según ha dicho, quedó maltrecha en los últimos años del periodo correísta (2007-2017).
Además, Moreno desde que llegó al poder en mayo pasado ha fijado una notoria distancia con Glas, su vicepresidente, al que al parecer abandonó a su suerte en el caso que se le investiga por presunta asociación ilícita relacionada con el escándalo de sobornos de la constructora brasileña Odebrecht.
De hecho, la lucha contra la corrupción ha sido uno de los caballos de batalla de Moreno, quien incluso ha calificado a su antecesor de dirigir una administración mafiosa.
Glas, afín a Correa, fue sometido a prisión preventiva y espera la audiencia de formulación del juicio, donde podría recuperar su libertad o, también, volver a la cárcel como imputado en el caso.
El vicepresidente, cuyas funciones fueron retiradas por Moreno en agosto pasado, niega los cargos y acusa a Odebrecht de perpetrar en su contra una venganza por haber ordenado su salida en 2008, cuando fue expulsada por fallos en una hidroeléctrica a su cargo. Dos años después el mismo Glas negoció el regreso de Odebrecht. Según el delator José Concepciao Santos, la compañía tuvo que pagar millones de dólares al Contralor Carlos Pólit, y a un tío del vicepresidente Glas, mientras negociaba su retorno.
Glas también sospecha, aunque no ha nombrado a nadie, que dentro del Gobierno de Moreno hay quienes buscan su puesto, al que, según ha insistido, no renunciará.
Por ello, algunos de sus afines en AP presentaron el pasado martes ante la justicia una «acción de protección» contra el encargo a Vicuña de la Vicepresidencia.
Marcela Aguiñaga, asambleísta de AP y crítica a la gestión de Moreno, aseguró que la medida buscaba proteger los derechos de Glas y de quienes votaron por él en las elecciones de abril pasado.
«El demandado es el señor (presidente) Lenín Moreno», ya que el decreto en el que encarga a Vicuña la Vicepresidencia no cumple la norma constitucional, según Aguiñaga.
Ella y otros legisladores, que defienden la etapa correísta, incluso han insinuado la posibilidad de convocar a protestas contra algunas de las preguntas impulsadas por Moreno para la consulta popular.
Por contra, Moreno, durante una reunión de militantes de AP afines a él, aseguró que la división del movimiento se debe a la lucha contra el «autoritarismo» que, según dijo, ejerció Correa a finales de su mandato.
Moreno, que fue vicepresidente de Correa entre 2007 y 2011, culpa a su antecesor de casi todos los males que, según dice, se cometieron desde que dejó de formar parte de aquella administración.
El mandatario, que tildó de «cabezas duras» a los que se oponen a la consulta popular que impulsa, llamó a los militantes de AP y al pueblo a defender el plebiscito que, insistió, busca corregir las supuestas distorsiones heredadas del correísmo.
«El que quiera irse que se vaya, pero nosotros permaneceremos unidos», arengó Moreno a sus correligionarios, a los que negó haberse pasado a la derecha, como creen los correístas.
La prensa local también ha hecho su lectura de la coyuntura y asegura que en AP la división ha hecho aflorar dos facciones definidas en el bloque parlamentario oficialista, una denominada Asambleístas de Montecristi (AM), en referencia a la ciudad donde se redactó la nueva Constitución del país en 2008.
Esa facción es afín a Moreno y dice recoger el «espíritu» de AP en el primer periodo del correísmo, cuando el oficialismo impulsó la Asamblea Constituyente.
La otra facción, afín a Correa, se denomina «PAIZ», porque se define de izquierdas y considera que la «Revolución ciudadana», que enarboló AP en la última década, ha sufrido la traición de quienes ahora supuestamente pactan con la derecha. EFE