Cuba recuerda 120 años de explosión del Maine, otro «pretexto» bélico de EEUU

El acorazado Maine.

Cuba conmemoró hoy los 120 años de la explosión en sus costas del acorazado estadounidense Maine, un hecho considerado por la isla como el «pretexto» de EE.UU. para «frustrar» su búsqueda de la independencia y declararle la guerra a España.

Tras la voladura, Estados Unidos «fabricó excusas» para justificar su entrada en la llamada guerra hispano-americana, que dio paso a la intervención militar estadounidense en el país caribeño, recordó el presidente del Instituto de Historia de Cuba, René González Barrios.

En el acto por la efeméride, celebrado en el emblemático malecón habanero ante el monumento a las víctimas del suceso, González Barrios aseguró que «en tiempos recientes los pretextos (de EE.UU) para agredir a la Revolución Cubana son muchos», informó la Agencia Cubana de Noticias.

El historiador cubano comparó la «excusa» del Maine con el «avisado» ataque a Pearl Harbor, el incidente en el Golfo de Tonkin y el «montaje cinematográfico de los crímenes de (Muanmar el) Gadafi», entre otros hechos usados como «justificación» de EE.UU. para intervenir en conflictos.

«Solo la cultura de resistencia del pueblo y el magisterio diplomático de su líder histórico, Fidel Castro, han impedido la consumación de una agresión armada directa» contra Cuba, sostuvo además González Barrios sobre las serias tensiones que mantuvieron ambos países durante más de medio siglo.

El acorazado USS Maine ancló en el centro del puerto habanero el 25 de enero de 1898 para una visita de «cortesía», pese a las fricciones que en aquel momento tenían lugar entre España y Estados Unidos, y explotó en la noche del 15 de febrero de 1898.

Comandado por Charles D. Sigsbee, el buque estaba tripulado por 26 oficiales y 328 marinos, de los cuales murieron 266.

Tenía 98 metros de eslora, 6.682 toneladas de desplazamiento, cuatro cañones de 25 milímetros y seis de 16, más cuatro tubos lanzatorpedos.

La versión cubana sostiene que la explosión del buque sirvió de excusa perfecta a EE.UU para declarar una guerra en la que España perdió sus últimas colonias: Cuba y Filipinas.

La comisión española que investigó entonces lo sucedido concluyó que la explosión se produjo a bordo por alguna causa interna, pues el casco del buque no parecía haber sufrido daños, mientras que los estadounidenses arguyeron que el desastre lo provocó una mina.

En aquel momento Cuba era «la más preciada joya de la corona» de España, y Madrid mantenía una guerra en la isla que había causado cientos de miles de muertos desde 1868.

Los restos del Maine permanecieron bajo las aguas habaneras hasta 1911, cuando fueron trasladados a zonas profundas y finalmente hundidos a tres millas del Castillo del Morro de la capital cubana.

El águila imperial que coronaba el monumento a las víctimas de la explosión, situado a unos pocos metros de la misión diplomática estadounidense, fue derribada tras la llegada al poder del fallecido Fidel Castro, en 1959.

Sus restos son preservados hoy en la sede de la embajada de Washington en La Habana, reabierta tras el restablecimiento de las relaciones bilaterales en 2015, luego de más de medio siglo de enemistad acérrima.

En la actualidad, ambos países viven un momento de renovada tensión debido al repentino giro en la política estadounidense hacia Cuba impulsado por la administración del presidente Donald Trump. EFE

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