Causa sin rebelde

María Cristina Bayas

Quito, Ecuador

Mon Laferte logró lo que quería: que hablemos de ella. Sí, de ella y no de las 1.622 denuncias por violación que hubo en Chile solo en 2015, según las estadísticas del Ministerio del Interior y Seguridad Pública de ese país.

La artista quiere mostrarse rebelde enseñando sus senos en los premios Grammy. ¿Acaso hay algo más futil que esta demostración? ¿Algo más fatuo, más superficial? ¿Logró algo además de aumentar su propia notoriedad por medio de la apropiación de una causa que debería ser tomada seriamente en cuenta?

En las manifestaciones feministas centenas de mujeres se desnudan como dando un grito -justificado- de auxilio, de rabia, de indignación. Se rebelan contra estructuras machistas y contra la discriminación. Pero si todas son rebeldes, ninguna lo es. Si todos somos rebeldes, nadie lo es.

Nos encontramos con una causa legítima que defender pero sin rebeldes que la defiendan pragmáticamente; es decir, con acciones, no solo con relatos. La causa y sus víctimas quedan olvidadas.

Aquí no se habla de moral. ¿Qué tiene de malo la desnudez? Es infantil suponer que, porque Mon Laferte nos muestra la suya, está jugando con fuego. En la rebeldía de Mon Laferte no hay profundidad, ni furia, ni fuego. Si sus intenciones fueran transparentes, de todas maneras no alcanzan el objetivo que pretenden alcanzar.

Estamos ante los peligros de transitar una época donde se piensa que la realidad es el discurso; donde el criterio de verdad es la construcción de un relato. A nivel del discurso, Mon Laferte mostró sus senos; en la realidad, un informe de Small Arms Survey de 2016 refleja que alrededor de 66 mil mujeres y niñas son asesinadas cada año en el mundo.

La aparición de Mon Laferte en los Grammy es discurso. No es el número de violaciones que ocurren en Latinoamérica a diario, ni la perpetración de la violencia contra la mujer.

La violencia contra la mujer se ejerce al torcer el foco de la discusión del machismo hacia la validez de la estrategia que ejecutó Mon Laferte desde la alfombra roja.

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