Aprendizaje inconcluso

Maríasol Pons

Guayaquil, Ecuador

Un consejero del CPCCS ha anunciado la solicitud de reunirse con el Contralor de la Nación para entregarle el expediente de investigación sobre el manejo económico que se dio a la reconstrucción post terremoto de Manabí y Esmeraldas. Son 33 instituciones del Estado con un total de 2.946’938.491,38 dólares.

No entraré al análisis de la minucia de semejante número, pero la respuesta debería ser que no haya gente que -cuatro años después- todavía viva en carpas y que se viera el resultado de dicha inversión en la vida y en la calle. De acuerdo al informe, hubo contratos de derrocamiento de edificios hechos por hora-máquina en vez de ser contratados por obra. Leo nuevamente la cantidad de dinero de la que estamos hablando y me quedo perpleja no solo con el abuso de las contrataciones, por las cosas no hechas, las decisiones absurdas de construcciones de infraestructura no aprovechada, sino por la mala naturaleza de las personas que se aprovecharon de esa catástrofe.

Habrá quien al leer esto responda naturalmente “eso es así, hay corrupción en todos lados”, pero esas respuestas son justamente las que no nos permiten avanzar. Observamos un inmenso sacrificio económico nacional mal administrado por parte de las entidades estatales. Sobre este punto vale profundizar; la falta de confianza en los administradores del estado es un factor que se repite continuamente en las encuestas del estado de ánimo de la población, el malestar continuo frente un estado que dilapida recursos, que no es eficiente y que opera en corrupción hace que el reporte del CPCCS sobre los fondos proveídos para la catástrofe del terremoto resuenen con dolor en cada uno de los que leemos la noticia. Manabí sufrió terriblemente de un golpe natural, pero también sufrió del golpe de la miseria que escoge aprovecharse económicamente de la desgracia ajena.

La corrupción se convirtió en una noticia diaria, pero recordemos la solidaridad nacional que despertó la tragedia y el esfuerzo por sobreponernos, recordemos que al Ecuador no lo representa esa minoría que hace titulares por la desvergüenza de sus actos. Aspiremos a aprender de las experiencias, a crecer de ellas y no a hundirnos en el acomodo de unos pocos. La justicia deberá continuar su proceso de investigación y se debe estar atentos a dicho proceso, el aprendizaje está todavía inconcluso.

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