Seguridad ciudadana

Juan Carlos Díaz Granados

Guayaquil, Ecuador

Según las encuestas, el segundo tema que más nos preocupa a los ecuatorianos, después del empleo, es la seguridad ciudadana.

La revuelta de octubre dejó al descubierto varias carencias.  El Gobierno envió a la calle a las fuerzas armadas para controlar.  Ellos cuentan con el equipo suficiente, pero están entrenados para la guerra, que es un objetivo diferente.  La policía es la fuerza de seguridad adecuada para mantener el orden público en la sociedad, pero no contaba con el armamento suficiente para reestablecerlo, la logística para el avituallamiento de su tropa, ni el suficiente equipo humano para enfrentar el desafío.  Es menester que el Ministerio de Gobierno se encargue, con urgencia, de solucionarle todos esos aspectos a la policía nacional con el fin de que sus efectivos puedan lograr que impere la Ley, tomando en consideración que son quienes están autorizados, junto con las Fuerzas Armadas a hacer uso legítimo de la fuerza. 

Por eso se deben derogar todas aquellas leyes que sancionan a los elementos de la policía y fuerzas armadas cuando actúan para cumplir su trabajo.  Así se hubieran evitado, por ejemplo, asesinatos que son de dominio público.  Policías y militares no pueden cumplir con su trabajo si temen que irán a la cárcel cuando tienen la razón al actuar.  Dejémonos de mitos socialistas: la fuerza pública no debe responder proporcionalmente al ataque de un delincuente.  Su reacción debe ser superior para mantener el orden establecido.

Otro punto importante es el porte de armas.  No puede ser que se prohíba la importación de armas (existe una fábrica nacional que tiene el monopolio), que se grave las armas con un 300 % de ICE y se prohíba el porte de armas, incluso para los miembros de las fuerzas del orden cuando no se encuentran en servicio.  Mientras tanto, los delincuentes sí tienen armamento para delinquir.  Un contrasentido. 

El permiso de porte de armas debería obtenérselo cuando el solicitante apruebe los respectivos exámenes psicológicos y de destreza en el manejo de armas. 

Muchos de los problemas que aquejan a nuestra sociedad, como el aumento generalizado de la delincuencia, se solucionan con medidas transversales, facilitando la contratación laboral, por ejemplo. Más empleo significa más personas involucradas en actividades productivas en lugar de actividades ilícitas. Sin embargo, parece que no estamos cerca de una reforma laboral, así que necesitamos medidas complementarias de inmediata aplicación. En el corto plazo, el control de los vándalos, golpistas o delincuentes se facilitará si saben que la población está armada y las fuerzas del orden preparadas para actuar con el respaldo de la Ley.  Los socialistas no corrigen estas situaciones a propósito.  Es necesario exigir estos cambios para mejorar la seguridad ciudadana y que no estemos a merced de los promotores de la anarquía.

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